Sobreviviente del 27F sufrió un infame engaño en San Antonio
Fernando Isla, quien perdió a su hijo en el tsunami de 2010 en Dichato, deambuló dos días por la provincia luego de que el contratista que lo contactó nunca más le respondiera el teléfono.
Esta es una de esas historias que vale la pena conocer, sobre todo porque muchas veces los seres humanos nos echamos a morir por situaciones sin importancia y no nos damos cuenta que a nuestro alrededor hay personas que realmente están sufriendo.
Este es el caso de Fernando Isla, quien llegó a San Antonio el viernes luego de que un contratista de la zona le ofreciera trabajo. Él es pescador pero como la cosa no está muy bien en su natal Dichato, no le quedó más opción que buscar otras alternativas de trabajo.
Cuando venía viajando hacia la provincia, a eso de las 7 de la mañana, llamó por teléfono a su futuro empleador para avisarle que en una hora más llegaría al terminal de buses de Barrancas.
"Me bajé en el Cruce Las Arañas para venirme a San Antonio por la Ruta de la Fruta. Ahí aproveché de llamar a este caballero para que me fuera a buscar al terminal porque esta era la primera vez que venía a la zona. Él me dijo que no me preocupara porque estaría esperándome, pero cuando llegué al terminal nunca más me contestó el teléfono. Hasta los carabineros lo llamaron pero no hubo caso", relata Fernando.
Con la desilusión a cuestas, deambuló todo el día por la comuna en busca de ayuda, la que finalmente nunca llegó. "Incluso me acerqué a unos candidatos a concejales para ver si me echaban una manito, pero nadie me tomó en cuenta así que no me quedó más opción que dormir en la calle", añade.
Sin un peso en los bolsillos, Fernando comenzó a caminar sin rumbo fijo. Dice que recorrió varios kilómetros en busca de ayuda o de algo para comer. "Pasé a varios lugares pero fueron muy pocos quienes me ayudaron. En un negocio me dijeron que era un hombre viejo para andar pidiendo, que mejor trabajara. En otro de los almacenes me dieron unos plátanos, pero la mayoría ni siquiera me tomó en cuenta".
Tras caminar por horas, el trabajador llegó hasta Las Cruces, donde tampoco le prestaron mucha atención a su historia, eso hasta que unos carabineros que lo encontraron deambulando por el balneario decidieron escuchar su triste narración.
Dichato
La madrugada del 27 de febrero de 2010, Fernando se encontraba en su casa junto a su hijo menor de 12 años, apodado "El pollito".
Esa noche el tsunami que afectó a Dichato, arrasó con la vivienda de este pescador y con la vida de su hijito.
"De esa tragedia sólo recuerdo el momento en que abracé a mi hijo...todo lo que pasó después se borró de mi cabeza. Cuando volví a estar conciente lo estaba buscando por todos lados, pero finalmente su cuerpo nunca apareció", recuerda, con mucha tristeza.
El pescador recorrió la zona de tragedia una y otra vez. Jamás perdió las esperanzas de encontrar a su querido "pollito", pero tras ocho meses de incansable búsqueda, decidió volcar toda su energía en ayudar a otras personas.
"Nunca pude encontrar a mi hijo. Su muerte me marcó mucho sobre todo porque yo no pude hacer nada por él. Esto me llevó a viajar a varios lugares para ir en ayuda de quienes lo necesitaban", explica.
Por cosas del destino, la vida le tenía preparado un nuevo golpe a Fernando. Ocho meses después de la perdida de su hijo, la esposa del pescador cayó en un profundo cuadro depresivo que la llevó a tomar una drástica determinación.
"Ella se suicidó. Le vino una depresión muy fuerte. Casi se volvió loca...", relata.
No quiso echarse a morir a pesar del dolor, por eso cada vez que una tragedia azota a nuestro país, Fernando se las ingenia para llegar al lugar y prestar colaboración a las víctimas.
"Viajé a Atacama a ayudar a las víctimas del aluvión. También estuve en Japón ayudando a las víctimas del tsunami y en la mina San José cuando los mineros quedaron atrapados. Donde la gente necesite ayuda, yo estoy", explica.
Desde que decidió volcar su energía en ayudar a los demás, Fernando jamás se separó de una bandera chilena.
Regreso
Los carabineros de Las Cruces quedaron muy impresionados con la historia de Fernando, por eso decidieron darle un cafecito y algo de compañía.
Después de caminar por dos días en la provincia, Fernando logró regresar a Dichato gracias a la ayuda de un carabinero que le compró los pasajes. "Lo único que quiero es irme de San Antonio. Todavía no puedo entender cómo hay gente tan mala porque, de verdad, yo no merecía que jugaran de esta forma conmigo", resume con total dolor.