Abuelita sanantonina estuvo a un paso de caer en el "cuento del tío"
A Eugenia Casas, de 72 años, la llamaron por teléfono y le dijeron que su nieto había sido secuestrado. Le pidieron 200 mil pesos para "volver a escuchar su voz".
Antes de dar a conocer su experiencia, Eugenia Casas reconoce que lo pensó mucho.
"No quería quedar como tonta frente a la gente, pero también entendí que mi testimonio le puede servir a otras viejitas como yo", confidenció esta simpática mujer de 72 años.
Esta sanantonina estuvo a punto de convertirse en una nueva víctima de la delincuencia, luego de que inescrupulosos le aseguraran que su nieto había sido secuestrado a la salida del supermercado.
Esta historia comenzó la tarde del lunes, cerca de las 19 horas, cuando Eugenia recibió un llamado a su teléfono celular.
"Generalmente no respondo los números desconocidos, pero como mi nieto andaba afuera de la casa decidí contestar. Él llegó hace poco de Suecia y no se ubica mucho, por eso también ando pendiente del teléfono", contó la mujer.
Según su relato, un hombre, por el otro lado del auricular, le aseguraba que su nieto había sido secuestrado y que necesitaba que se mantuviera en línea para entregarle algunas indicaciones sobre qué hacer.
"Al principio dudé de lo que me decía el tipo porque hablaba extraño y porque mis hijos ya me habían advertido de estas cosas, pero reconozco que cuando me llamó "Kena", sentí pánico porque sólo mis hijos y nietos me dicen así", explicó la afectada.
"Este tipo me aseguraba que mi nieto estaba con él y que si no le pagaba 200 mil pesos, para empezar, no escucharía nunca más su voz. Más encima las características que me entregaban coincidían con mi nieto, por eso estuve a punto de caer ", agregó la afligida mujer.
Eugenia le pidió a una sobrina, que la acompañaba ese día, que llamara rápidamente a su nieto para verificar la situación. "Más encima este cabro no me contestaba. Eso me tenía más desesperada. Menos mal que en ese momento, llegó una hija que en auto salió a buscarlo. Ella finalmente me avisó que era una estafa y que él estaba bien a su lado".
Esta dueña de casa afirmó que desde ese día le ha costado conciliar el sueño porque "siento que me están vigilando".
"Igual es raro que te llamen por tu nombre. Además ellos sabían que mi nieto no estaba en la casa. Todo fue raro, pero lo bueno es que no pasó nada malo y que mi hija encontró a mi nieto sano y salvo".