Sanantonina cuenta por qué donó su cuerpo a la ciencia
La secretaria de la Dirección de Aseo y Ornato, María Soledad Guerrero Pezoa (62), hace ocho años que firmó un documento notarial indicando su voluntad de servir al estudio de la Medicina cuando pase a mejor vida.
¿Qué será de mí cuando muera? ¿Qué pasará con mi cuerpo? ¿Puedo servir a la humanidad más allá de mi muerte?
Esas son algunas de las preguntas que la sanantonina María Soledad Guerrero Pezoa (62) se hizo hace más de 10 años, cuando su querida tía se debió someter a una serie de tratamientos médicos en el hospital Clínico de la Universidad de Chile.
"Consulté y me dijeron que existía un programa para personas que donaban su cuerpo a la ciencia y me atrajo mucho la idea de aportar con estos profesionales que se veían tan dedicados a sus pacientes", comenta María Soledad, quien se desempeña como secretaria en la Dirección de Medio Ambiente Aseo y Ornato en la Municipalidad de San Antonio.
Fue en el año 2008, después de visitar la exposición Bodies que la decisión de "Sol", como le llaman sus cercanos, se hizo definitiva.
"Cuando fui a ver Bodies conversé con un estudiante de Medicina y me contactó con un doctor que me ayudó a hacer un trámite muy sencillo en la Universidad de Chile", resume Sol.
"Los médicos necesitan estudiar en cuerpos humanos, porque no es lo mismo aprender con algo de plástico. Con un cuerpo de verdad ellos pueden ver los nervios, los vasos sanguíneos, los órganos...", agrega.
Según su relato, una vez que tomó esta determinación, se lo comentó a su madre, quien también quiso sumarse a la iniciativa.
El duro momento que debió enfrentar esta sanantonina fue cuando debió seguir la voluntad de su mamá, María Cristina Pezoa Ibáñez, quien dejó de existir en el 2016 a los 90 años de edad.
"Tuve que cumplir con lo que le había prometido. Ir a dejarla a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, sin velorio, ni funeral. Aunque allá nos recibieron muy bien y me han apoyado en todo. Yo siempre he sentido el respaldo de los de la Chile. Además vamos a una liturgia cada cierto tiempo para donantes en vida y cuando un donante fallece se les hace una misa en una capilla de la escuela", declara María Soledad.
Para ella la voluntad de servir a la ciencia es un privilegio, puesto que seguirá siendo un aporte para la humanidad después de muerta. Además, en cuanto fallezca, su cuerpo podrá ser parte de las mismas cátedras en las que lo hace el cuerpo de su madre en la Universidad de Chile.
Médico Legista
El médico legista de San Antonio, Víctor Díaz, explicó a Diario El líder acerca de la importancia que tuvo en sus estudios el contar con cuerpos humanos en la facultad de Medicina.
"Cuando yo estudiaba en la Universidad de Chile había muchos cadáveres. La mayoría de ellos eran cuerpos abandonados que nadie reclamaba y por ley podían ser cedidos a las universidades. Pero hoy es muy escaso para las universidades nuevas, porque para las tradicionales, generalmente no es así", explica el facultativo.
De acuerdo a lo que manifiesta este profesional, en San Antonio no es común que se presenten cuerpos donados a la ciencia, pero se han presentado algunos casos.
"El último fue un ex funcionario de una universidad que era un señor muy mayor que había declarado su voluntad de entregar su cuerpo a la casa de estudios donde trabajó. La familia se encargó de hacer la gestión con la universidad y todo con la autorización del Ministerio Público. Pero no es una práctica frecuente. Yo creo que se debería dar más", agrega.
Junto con valorar este tipo de donaciones, el doctor Díaz agregó que "es muy importante que la voluntad de los donantes sea respetada por los familiares, ya que por ley se debe hacer, pero si se oponen hay todo un trámite legal que puede desestimar esa decisión y entorpecer lo que la persona quería".