Vecinos cuentan cómo el agua arrasó con todo en sus hogares
Esval debió suspender el suministro de agua potable en gran parte de la provincia después de la rotura de una megatubería en San Antonio, lo que provocó un grave problema a la red que abastece a la zona.
En cosa de minutos, el agua inundó varias de las casas de la calle Rapanui, en la población Montemar, en la parta alta de Barrancas. Eran pasadas las cuatro de la tarde del martes 24 y la mayoría de los residentes del sector ya hacía los últimos preparativos para la Noche de Navidad. Pero la rotura de una megatubería de la red de Esval terminó, literalmente, por aguarles la fiesta a muchos de los residentes del sector.
El agua salía profusamente desde el ducto dañado y, en muy poco tiempo, llegó hasta las zonas más bajas de San Antonio. La ciudad, que a esa hora se repletaba con los compradores del comercio navideño, fue testigo de un verdadero aluvión que armó ríos en las calles principales.
"La media cagaíta", dijeron algunos de los que grabaron con sus teléfonos el curso que tomó el cauce desbocado.
Luis Peñailillo, dueño de la carnicería Mi Huaso 2, vive junto a su familia en calle Rapanui. Él estaba en su local comercial cuando sus hijos le avisaron que el agua había empezado a ingresar con fuerza a la propiedad. El torrente entró libre hasta el fondo del patio de su casa y socavó los cimientos de un aparcadero de automóviles que allí había y con ello derribó un grueso muro de ladrillos que colindaba con el inmueble posterior.
"El agua me llegaba a la rodilla. Mis hijos me contaron que sintieron una explosión muy fuerte y al mirar se dieron cuenta que el agua comenzó a armar una piscina frente a nuestra casa y luego empezó a expandirse rápidamente", contó Peñailillo mientras mostraba a El Líder los efectos que esta situación dejó en el piso de su hogar, en muebles, artefactos eléctricos y el patio.
En la propiedad de este comerciante, el cuasialuvión arrastró un vehículo y lo llevó hasta el patio del vecino. Bomberos ayudaría después a sacarlo de ese lugar en que había quedado. "El agua era un verdadero río", confirmó.
No hubo caso. Miles y miles de litros de agua potable se repartieron por el sector. La tubería, que tiene un largo aproximado de 50 kilómetros desde San Antonio a Algarrobo, lleva el líquido a miles de familias de la provincia. Su rotura obligó a Esval a ejecutar un plan de reparación, el cual incluyó la suspensión del suministro en gran parte del llamado "Litoral Sur". Así, el corte, que comenzó a las 20 horas del martes, terminó por afectar a la parte norte de San Antonio, Cartagena, El Tabo, El Quisco y Algarrobo, exceptuando las localidades de Las Cruces, Punta de Tralca e Isla Negra. Ayer el servicio quedaría totalmente normalizado.
Peñailillo dijo que esa misma tarde personal de Esval se acercó a él para ofrecerle que se quedara con su familia en un hotel e informarle que la empresa se haría cargo de los daños provocados por este incidente.
Para Luis Peñailillo y los suyos fue una Navidad distinta a muchas de las que han vivido. "Compartimos y lo importante es que estábamos todos juntos. Entendemos que esto pudo haber sido peor, porque en este caso era agua potable y no aguas servidas", sostuvo este sanantonino que espera que las redes de Esval sean sometidas siempre a labores de mantención.
Todo inundado
Elizabeth Medina, en su casa de Rapanui 955, también fue una de las afectadas por la inundación que provocó la rotura de la tubería. "El agua dejó todo inundado", aseveró mientras explicaba cómo quedó su hogar con el insólito "río" que ingresó a cada una de las habitaciones.
Ella y su marido ayer estaban tratando de secar el piso de la residencia, ordenando y limpiando su casa. Y aunque no saben qué fue lo que ocasionó la rotura de la cañería, ambos creen que es necesario que la empresa sanitaria se preocupe más de la red. "Llevo 25 años viviendo acá y nunca he visto que les hagan mantención a las tuberías", dijo Elizabeth, quien añadió que "espero que la empresa responda por todo esto".
"No tuvimos cena de Navidad y solo comimos un pan de molde con palta, yo me acosté como a las cuatro de la mañana. La pareja de uno de mis hijos se resbaló con el piso resbaladizo y se cayó por lo que tuvo que ser llevada a unas cabañas que Esval les ofreció", agregó Elizabeth Medina.
Pena
"Estoy muy triste pues a mis 81 años pasar por esto es muy penoso. Fue terrible porque yo nunca había pasado por esto, la verdad es que lo perdí todo", afirmó ayer Clementina Fernández, otra de las vecinas de la calle Rapanui que fue afectada por la inundación.
El agua se esparció por toda la propiedad de Clementina Fernández e incluso mojó las instalaciones de dos nuevos departamentos que ella y sus hijos habían construido en la parte posterior del terreno y que pronto serían ofrecidos en arriendo.
"Ojalá que repongan todo porque este es un daño muy grande", sostuvo la anciana que lloró de pena mientras conversaba con el equipo de Diario El Líder. El piso de parquet del living comedor lucía con aserrín y en las murallas se podía ver la marca que dejó el paso del agua por la vivienda.
Ayuda
En la tarea de ayudar a las familias cuyas casas se inundaron participaron funcionarios de la Municipalidad de San Antonio, Bomberos, personal de Esval y Carabineros.
Jorge Chabán, subprefecto de Carabineros de San Antonio, detalló que los policías acudieron a la calle Rapanui para aislar el lugar y colaborar con la tarea de ayudar a los vecinos a rescatar sus especies y enseres. "Fuimos a apoyar a la gente para que no hubiera tanta conmoción y para darle seguridad porque en estos hechos siempre hay inescrupulosos que aprovechan de sustraer cosas", aseveró.
"Entendemos que esto pudo haber sido peor, porque en este caso era agua potable y no aguas servidas",
Luis Peñaillo.
"Estoy muy triste pues a mis 81 años pasar por esto es muy penoso. Fue terrible porque yo nunca había pasado por esto, la verdad es que lo perdí todo",
Clementina Fernández.
20.00 horas del martes comenzó el corte de agua potable en la zona.