El año 2019 cierra con tres alevosos crímenes sin resolver en San Antonio
Los casos de María Inés Sepúlveda, Carlos Robledo y Jaime Gallardo siguen en investigación. Familia y vecinos piden justicia.
Pese al trabajo investigativo desarrollado por la Brigada de Homicidios de la PDI San Antonio y Carabineros, el año 2019 en esta comuna va a cerrar con tres crímenes sin resolver.
Los casos corresponden a alevosos homicidios cuyos responsables siguen impunes. El primero de ellos es el asesinato de la abuelita María Inés Sepúlveda Aguilera, mujer de 86 años muerta a fierrazos al interior de su casa del cerro El Carmen, a principios de agosto.
El segundo es el crimen del vecino del sector de Quinta Placilla, Carlos Benito Robledo Vergara, un anciano de 81 años conocido como "El Beno" y que falleció el 20 de septiembre, justo dos semanas después de que al interior de su vivienda sufriera un ataque demencial propinado por desconocidos que finalmente le quitaron la vida.
El tercer enigma policial corresponde al asesinato del trabajador temporero Jaime Luis Gallardo Hernández, hombre de 62 años cuyo cadáver fue hallado el 20 de septiembre, tras ser abandonado en una parcela del cerro en San Juan. Lo mataron con fuertes golpes en la cabeza tras participar de una fiesta dieciochera.
"La gente quedó asombrada con lo que pasó y con rabia porque no hay respuestas de cómo y quiénes lo mataron", dijo ayer el presidente de la Junta de Vecinos de Quinta Placilla, Juan Álvarez, al hablar sobre el triste final que tuvo "El Beno" a manos de sus verdugos.
Álvarez cree que la investigación debió haber sido más exhaustiva y que eso mismo ha incidido en que no hayan sido detenidos los culpables. A su juicio, si la víctima hubiese sido de alto poder económico, la justicia habría actuado con celeridad.
El barrio de Robledo aún resiente su partida. A él lo querían mucho y todos sus vecinos lo lloraron amargamente el día en que fue sepultado. Él, que estuvo cara a cara con sus asesinos, se llevó a la tumba el secreto de esa infame golpiza que lo dejó moribundo y que, a la postre, le arrebató la vida.
Piden justicia
Donde tampoco hay sosiego es en el cerro El Carmen. Ahí, en la casa de calle Los Delfines 1522, vivía María Inés Sepúlveda Aguilera. Una foto suya y la imagen de San Expedito descansan en el acceso a ese inmueble. Los residentes extrañan a esta anciana que leía las cartas y que cuidaba con esmero a una decena de perros.
A casi cinco meses del homicidio de María Sepúlveda, su vecina María Riquelme afirmó que "es injusto todo esto porque aún no sabe nada de los autores, eso preocupa a quienes vivimos acá". Su esposo, Julio Retamales, alega que "si la asesinada hubiese sido una persona de plata, habrían solucionado altiro el caso, pero como era una mujer humilde, no pasó eso".
"Queremos que se haga justicia porque lo que le pasó a ella me pudo haber pasado a mí y además que era una anciana. Sea como sea, todos los chilenos les pagamos a los jueces, pero no para que no hagan nada, así queda ese descontento con la justicia chilena", insistió María Riquelme.
Una familiar de María Sepúlveda dijo ayer a Diario El Líder que carga con esa sensación de incertidumbre, pues el caso policialmente requiere de algunas pericias técnicas cuyo resultado aún no se conoce. "Estamos esperando un informe pero en la PDI nos dicen que aún no está listo porque con todo lo que ha pasado en el país, solo hay que esperar y estoy desesperada de esperar", aseveró esta mujer que cree firmemente que a María Sepúlveda no la asesinaron para robarle. "Siento rabia e impotencia porque acá no mataron a un perrito en la calle, mataron a una persona", agregó.
Fuentes de Diario El Líder señalaron que el trabajo de la BH en cada uno de estos casos no ha concluido, pero sí se vio desacelerado debido a que los policías han tenido que asumir la investigación de una gran cantidad de causas ligadas a la contingencia de los últimos dos meses.
De los nueve homicidios registrados este año en la provincia, la BH aclaró rápidamente seis de ellos.
"Pienso que la justicia es para algunos nomás, no para la gente pobre".
Julio Retamales, vecino de El Carmen.
Recarga laboral y estallido social
El jefe de la BH de la PDI San Antonio, comisario Robinson Alarcón, ratificó que estos tres casos de crímenes ocurrieron en circunstancias que han hecho compleja la labor de aclararlos y dar con los autores. Sin embargo, enfatizó que todos están en etapa de investigación y que, por ejemplo, en el homicidio de María Sepúlveda, falta el resultado de los peritajes de laboratorio para avanzar en su esclarecimiento. Añadió que la muerte de Carlos Robledo quedó a cargo de Carabineros, mientras que las diligencias del asesinato de Jaime Gallardo han sido dificultosas debido a que el círculo familiar del occiso desconoce cuáles eran sus rutinas o cercanos y por eso no ha aportado información relevante sobre él. Alarcón admitió que el hecho de que los agentes de la PDI deban concurrir a servicios especiales con motivo del estallido social ha generado "una recarga laboral que no nos permite avanzar a la velocidad que uno quisiera en este tipo de investigaciones".