El surfista que se la jugó con una combi para vender comida rápida
Tras quedar cesante y luego de viajar por la costa del Atlántico, Leonel Sánchez reacondicionó una camioneta que tenía y hoy dirige, junto a un socio, un exitoso emprendimiento. Las hamburguesas son la especialidad.
Todo para Leonel Sánchez (29) surgió como una simple idea al comenzar a viajar.
Este ingeniero comercial trabajaba en Agrosuper y en 2017 fue desvinculado y con el dinero de su indemnización decidió comenzar a viajar por su pasión: el surf.
"Siempre me ha gustado mucho el mar, las olas y poder estar ahí todo el día sería un sueño para mí. En el momento en que me despidieron, tomé mis cosas y empecé a viajar para poder surfear. Recorrí desde Río de Janeiro hasta Montevideo. Mi primera idea para tener un negocio acá fue vender artículos para surfear, empapándome de otras culturas, pero las cosas no resultaron así", contó Sánchez.
-¿Qué le impidió concretar ese negocio?
-Los productos. Quería traerlos desde allá (Brasil), pero eran más caros que aquí. Después me comenzaron a llamar la atención los foodtrucks (carros de comida al paso), porque la gente los prefería muchísimo y siempre estaban con las típicas combi.
-¿Ahí surgió Aloha Foodtruck?
-Exacto, yo tenía la combi hace casi seis años, porque la había comprado con la idea de convertirla en una casa rodante y comenzar a viajar en ella para ir a surfear. Toda mi vida la ligo al mar y a mi hijo Facundo.
Nace Aloha
Al llegar a Chile, "Pate", como le dicen sus conocidos, le planteó la idea a sus padres y polola, y decidió instalar la combi remodelada en su propia casa, que está en la intersección de calle Independencia con Orella.
-Leonel, ¿cuál es la especialidad de la casa?
-Nuestra especialidad son las hamburguesas de soya y de vacuno, con verduras salteadas en la parrilla y también nuestras fajitas y sandwich de carne mechada. Los precios van desde los 2.300 a los 5 mil pesos, dependiendo de los ingredientes
-¿Cómo aprendiste a cocinar?
-No tuve estudios de cocina. Solo fui probando con lo básico que sabía. Trato de obtener ese gusto que hay cuando uno come en su casa o donde la abuelita. Siempre quise tener el sazón de mi abuelita pero aún no lo logro.
-¿Fue difícil partir?
-Un poco, crear todo el proyecto de negocio me tomó más o menos desde septiembre de 2017 a marzo del año siguiente. Ahí me pude instalar bien, además tenía la idea de un modelo de negocios sustentable. Mi familia, mi polola y mis amigos me apoyaron mucho. Después llegó mi socio, Sergio Saldías, y desde ahí trabajamos juntos.
-¿Volvería a trabajar como ingeniero?
-Para nada, tendría que dejar Aloha y quizás ver menos a mi hijo. Como estoy ahora, no lo cambio por nada. Siempre quise que la gente supiera que puede comer algo rico y no necesariamente caro.
Leonel y su socio solo descansan los miércoles. El resto de los días abren de 20 horas hasta la medianoche.