Jefe de "La Doce del Puerto" se tituló de artista en Buenos Aires
Rodrigo Cabello fue a Argentina para aprender aerografía con los mejores exponentes de esta técnica de pintura.
Con nuevos conocimientos y varios asados en el cuerpo volvió desde Argentina el jefe de la barra de San Antonio Unido. Rodrigo Cabello no cruzó la cordillera para aprender cánticos o conseguir un instrumento para la bandita que alienta al equipo lila en cada partido. El líder de "La Doce del Puerto" fue a Buenos Aires para saber más sobre su otra pasión: la aerografía.
El fútbol y esta técnica de pintura están íntimamente relacionadas para Rodrigo (36). Por el deporte rey y su afición a cantar desde el tablón se vio en la necesidad de aprender a pintar lienzos. Con el tiempo se transformó en su oficio, en su forma de ganarse la vida, pero también en una obsesión por la perfección en el resultado final del trabajo.
Por eso se vio en la necesidad de adquirir conocimientos y los buscó con los mejores, con los maestros argentinos de la aerografía. Hace unos días retornó al país lleno de nuevas experiencias, conocimientos y técnicas que espera aplicar en sus "trapos", esos que cuelgan en las rejas de varios estadios del país.
Por el SAU
Rodrigo nació en San Antonio, pero a los 14 años se fue a Santiago; primero vivió en Macul y luego en La Florida.
Por 15 años integró la Garra Blanca hasta que un día fue a ver al SAU en el estadio Municipal y tomó la decisión de volver a su ciudad natal. "En el estadio nadie cantaba, el equipo jugaba contra La Pintana, todos estaban callados, así que decidí hacer una barra y me vine. Ya estaba saturado de Santiago", confesó sobre la razón para volver. Se vino a vivir con su hermana Katherine en Villa Italia.
Hace cuatro años retornó y organizó "La Doce del Puerto", formó una banda con percusiones y vientos para alentar al SAU. Esa pasión por la camiseta lila cambió su vida y le abrió una veta laboral.
Desde chico pintó incentivado por su papá José Cabello, quien aparte de camionero era pintor de cuadros. "Incluso unas veces expuso en la plaza de San Antonio", recordó.
Cuando estaban en pleno proceso de formación de la barra, como todo grupo de fanáticos de un equipo que se precien de esa condición, necesitaban un lienzo. "Empecé a preguntar y eran súper caros. Un cabro nos pintó uno, miré cómo lo hacía, empecé a averiguar, porque queríamos hacer una bandera gigante y esa sí que era cara, en Argentina salía un millón 600 mil pesos", relató.
El "Popeye Gigante" de 24 metros de ancho por 7 y medio de alto fue su primer trabajo. "Compré la tela, la mandé a coser, me compré una pistola para pintar y me conseguí un compresor. La pinté y quedó bien". Así empezó en el arte de la aerografía.
No fue fácil terminar esa primera obra. Se demoró dos semanas y la falta de conocimientos y técnica dificultaron el trabajo. "Usé esmalte sintético, no pintura para tela, no se secaba nunca, no terminaba nunca", rememoró.
A pesar de los escollos para culminar su primer trabajo se dio cuenta de dos cosas. La primera que le gustaba pintar lienzos y lo segundo que tenía las aptitudes.
Con el tiempo fue perfeccionando la técnica, porque todos los días practicaba con las pinturas y las telas, aunque en esos primeros meses no lo veía como una fuente de ingresos.
"Hice lienzos para el SAU, pero me empezaron a pedir de clubes de barrio. El primero fue para una alianza del Movilizadores Portuarios, me lo pidieron unos cabros de la barra", detalló sobre el primer pedido en 2017.
Admite que le costaba hacer ese tipo de trabajos y con el pasar de los años nota la evolución en los resultados. "Lo miro ahora y no me quedó tan católico", bromeó.
Perfeccionar
Inserto ya en el mundo de la aerografía Rodrigo Cabello quería que sus obras quedaran "perfectas" como el mismo lo reconoce. Empezó a recabar información en redes sociales, a ver videos en Youtube, imágenes de lienzos y a establecer contactos. "Soy como medio obsesivo, me tiene que quedar bien o si no lo boto", aseguró.
Dicen que la práctica hace al maestro, y el líder de la barra empezó a experimentar con distintas técnicas, cambió los materiales y los resultados mejoraron. De a poco fue encontrando su propio estilo. "Mis amigos argentinos me dicen que no conocen a nadie que pinte de esta forma, que es como un sello, con hartos detalles. Me tomo más tiempo de lo normal, me gusta que los trabajos queden bonitos", aseguró.
No tiene la cuenta exacta, pero Rodrigo cree que ya ha pintado unos 100 lienzos desde que empezó a hacer pedidos. Sus "trapos" están en varias partes del país. "Le hice uno al hincha solitario de Puerto Montt", narró.
En esa búsqueda de mejorar la técnica comenzó a tejer una red de contactos con aerografistas chilenos y de otros países. "Me hice de varios amigos, uno de ellos es Pablo Motto de Buenos Aires. Hablando con él me contó que tomó cursos, porque allá es más desarrollado el tema de la aerografía, existen lugares donde estudiar y lugares donde comprar materiales. En Chile existen algunas partes, pero muy básicas", explicó.
Argentina
Al conocer la realidad de la aerografía en el vecino país surgió la idea de ir a aprender de los mejores profesores argentinos. "Quería hacer dos cursos. Estuve dos días con el profe César Deferrari de caricatura realista, ahí pinté un Bielsa sobre tela. Y lo otro era hiperrealismo con Pupy. Pablo Motto me dio todos esos contactos, porque él tomó clases con ellos. Me recomendó, hablé con los profes y me aceptaron. De hecho me quedé en la casa de uno de ellos", relató.
En Buenos Aires vivió una verdadera concentración en el Pupy Studio, ubicado en la Villa Ballester del sector San Martín de la provincia de Buenos Aires. Un día se podía levantar a las 6 de la mañana y estaba hasta las 10 de la noche pintando bajo la atenta mirada de su maestro. "Fue como un campamento de aerografía, si ni salí, eso sí comí hartos asados".
-¿Qué es el hiperrealismo?
-Es tratar de copiar a la perfección lo que uno ve en una foto.
Es un trabajo arduo, de muchos detalles. "Por ejemplo en un cuadro de 29 por 21 centímetros me demoré cuatro días, pintando hartas horas al día. Tienen técnicas de borrado, lápices especiales, stencil, texturas, quedé loco", reconoció.
Ahora el jefe de la barra quiere aplicar esos conocimientos en sus trabajos, en sus lienzos, principalmente en detalles que "uno no veía, como la luz y la sombra".
Sus profesores en Buenos Aires son reconocidos artistas y cada día visitan sus lugares de trabajo decenas de pupilos que quieren aprender de estos verdaderos maestros de la aerografía.
"Todos los días conocía gente nueva. Dicen que Pupy es el más capo del hiperrealismo en la Argentina. Él se dedica a la docencia".
Rodrigo Cabello quiere volver. Lo invitaron para el Día de la Aerografía que se celebra en Argentina el 6 de octubre. Pretende adquirir más conocimientos y con los años "también dar clases, pero eso tiene que ser con tiempo. Aprendí la técnica, ahora falta práctica. Todo lo que hice allá fue con el profe al lado. Tengo los conocimientos y ahora a practicar, practicar y practicar hasta conseguir lo mismo que hice en Argentina".
Después de 12 días en Buenos Aires aprendiendo de los mejores, hoy Rodrigo se pone al día con los pedidos que tiene de lienzos de barristas del fútbol chileno. En medio de esa labor ensaya las técnicas que adquirió al otro lado de la cordillera.
"Quiero hacer un retrato grande para ver cómo me queda", propuso como el próximo desafío el barrista que se transformó en un artista de los lienzos.