Juan Gilberto Hernández O.

Una donación anónima de cien millones de pesos permitió realizar obras de remodelación de la Parroquia de San Antonio, cuya historia está marcada por el esfuerzo de personas que lucharon por levantar este templo desde mediados del siglo XIX.

La Parroquia de San Antonio de Padua pertenece a la Diócesis San José de Melipilla y su origen se debe a las gestiones que comenzaron a realizar desde 1847 algunos vecinos que escribieron extensas cartas al Arzobispo de Santiago, Rafael Valentín Valdivieso, donde manifestaban su desazón porque San Antonio no tenía capilla y que eso obligaba a los pobladores del puerto a asistir a misa en la localidad de Lo Abarca.

Al poco tiempo se creó la primera capilla en el puerto de San Antonio y fue denominada "Nuestra Señora de la luz" y quedó ubicada en el sector de la antigua estación de trenes.

Esta capilla sirvió de espacio religioso para los pocos fieles de este territorio y también como un faro espiritual para las embarcaciones de pescadores artesanales que zarpaban guiadas por "Nuestra Señora de la Luz".

El 7 de Enero de 1852, gracias al sacerdote italiano Octavio Palmieri, la capilla fue declarada viceparroquia, tomando la titularidad de San Antonio de Padua. Lamentablemente un voraz incendio destruyó por completo las instalaciones y los propios fieles se dieron la tarea de reconstruirla, pero ya no en el mismo sector, sino que frente a la Plaza de San Antonio donde actualmente se ubican la Segunda Compañía de Bomberos y la Cruz Roja.

Esa capilla fue sepultada por un derrumbe causado por el terremoto del año 1906 y desde entonces la iglesia se trasladó a su actual ubicación en la antigua calle Virginia (hoy Centenario), en un terreno que fue donado por Vicente Ruiz-Tagle.

Desde que el Presidente Manuel Montt declaró a San Antonio como "Puerto Menor" se generó un aumento de la población y tras la celebración -el 6 de mayo de 1894- de la primera sesión del concejo que eligió como primer alcalde de este pueblo a Segundo Plaza Poblete, un importante número de fieles católicos insistieron en la necesidad de tener una parroquia. ´

Las gestiones impulsadas por el cura Octavio Palmieri tuvieron efecto el 18 de mayo de 1898, cuando a través de un decreto firmado por el "excelentísimo arzobispo de Santiago Monseñor Mariano Casanova se declaró Parroquia al templo de San Antonio", teniendo como titular a San Antonio de Padua y como primer párroco al sacerdote Simón Bulboa.

De esta forma, consta en la historia, que los terrenos donde se levanta actualmente la Parroquia de San Antonio han albergado dos templos que fueron destruidos, uno por un incendio y otro por un terremoto.

La parroquia actual fue construida en 1947 y pese a sufrir severos daños en los terremotos de 1985 y 2010, sigue en pie.

Remodelación actual

El 21 de marzo de 2015 asumió como cura párroco de San Antonio el presbítero Vicente Véliz Rifo, quien desde el principio, según confiesa, se sintió inspirado por "el visionario sacerdote Octavio Palmieri, quien luchó por dar una dignidad mayor al templo principal de la comuna".

Fue así como el sacerdote se dio a la tarea de buscar apoyo para remodelar el templo local porque, de acuerdo a sus propias palabras, "la llegada de los cruceros trajo a unos turistas alemanes al templo y me parecía que tenía mucho que mostrar porque en Europa hay templos espectaculares. Por eso pensé también en el impacto turístico que tendría para San Antonio un hermoseamiento. Esto puede ser una buena veta para mostrar algo mucho más bello".

Y fue así como a través de su correo electrónico el padre Vicente Véliz recibió respuesta a una solicitud que había hecho a través de una fundación que se dedica anónimamente a restaurar iglesias; en este caso el Sagrario, que es el lugar donde se guardan las hostias consagradas.

Pero la idea de remodelar no se quedó ahí, ya que también se incluyó en la restauración el altar y el piso del templo.

En diciembre de 2018 se aprobaron 90 millones de pesos desde esta fundación para las obras que se debían ejecutar el año pasado, pero el retraso en los trabajos de otro templo y el posterior estallido social, llevó a destinar los recursos ya aprobados para ser ejecutados a partir de marzo de este año.

Sobre los montos, Vicente Véliz cuenta que "la parroquia ha sido beneficiada con esta donación; sin embargo para que no todo fuese dado se nos pidió un aporte mínimo de 7 millones de pesos para que la comunidad estuviera involucrada en el proyecto. Esto lo logramos medianamente entre los meses de enero y febrero con beneficios que organizamos.

-¿Cuánto es el costo total de gastos para la remodelación del templo

-Yo diría que hemos presupuestado un gasto del orden de los 110 millones de pesos, considerando que al templo hace muchos años, desde 1985, que no se le hacen reparaciones ni mantención importante.

-¿Piensa que era necesario este gasto en tiempos de pandemia y crisis económica? ¿Podrían haberse destinado los recursos para fines sociales?

-Las dos preguntas tienen una sola respuesta. La parroquia no es la que está invirtiendo recursos. Si así fuera, yo no lo dudo en postergar los gastos para ir en ayuda de otros. Sin embargo, los recursos son de una fundación privada. Ellos proyectan, contratan y manejan los dineros. Debo aclarar que por la parroquia no pasa ni un solo peso; al contrario, somos nosotros quienes debemos aportar a la obra para que los fieles se sientan parte de ella y aprecien que si bien es cierto, hay un costo de un 90% que fue donado, hay un 10% que requiere su compromiso".

Un regalo para San Antonio

"Me gusta trabajar por los demás, sabiendo que los sacerdotes estamos de paso en cada parroquia. Espero con ansias el día que esté terminado y que la hermosura del templo me lleve a trabajar con más ahínco por la salvación de las almas. Esta es la única parroquia de la comuna que está permanente abierta, por lo tanto, este también es un servicio y obra que va en beneficio de los mismos fieles. Ojalá al término de las obras haya más ganas de venir a misa, de bautizar a sus hijos, de prepararse para los sacramentos y ¿por qué no? para muchos matrimonios", dice el cura párroco con entusiasmo por estas obras que considera un regalo para San Antonio.

"Me gusta trabajar por los demás, sabiendo que los sacerdotes estamos de paso en cada parroquia".

"Ojalá al término de las obras haya más ganas de venir a misa, de bautizar a sus hijos, de prepararse para los sacramentos y ¿por qué no? para muchos matrimonios".