Comerciante que murió de covid-19 decidió ceder su respirador mecánico para salvar otras vidas
Familia destacó el gesto de Jorge González Santis, que falleció hace 10 días.
A sus 76 años, Jorge González Santis era una persona sana, sin ninguna enfermedad de base y como lo hacía hace ya muchos años, diariamente abría su negocio ubicado en calle Gregorio Mira, para gentilmente atender a su clientela.
El almacén "Santa Elena" era su pasión, el incentivo que lo hacía levantarse cada mañana y el mismo donde se contagió de covid-19, enfermedad que le arrebató la vida el pasado 5 de junio.
"El tío Jorge comenzó con una simple tos, luego vinieron los ahogos. Fue al Servicio de Urgencia del hospital de San Antonio y lo derivaron a Valparaíso, donde comprobaron que era positivo de covid-19 al obtener los resultados de los exámenes. Supimos que se contagió en su local", recuerda su sobrina, Fernanda Villarroel.
El coronavirus rápidamente ha ido ganando terreno en nuestro país, con miles de contagiados, mientras que la falta de recursos ha generado una crisis sin precedentes que ha costado la vida de muchas personas a nivel mundial.
Jorge González Santis alcanzó a conocer este complejo escenario y su gran corazón lo hizo tomar una difícil y valiente decisión: renunció a ser conectado a un respirador mecánico y probablemente con este gesto, salvó otra vida.
Fernanda recuerda que al comienzo estuvo estable, respiraba con poca ayuda y estaba consciente pero luego de una semana, empeoró.
"Mi tío fue sano toda su vida y verlo así, de repente, fue muy penoso. Su organismo comenzó a fallar y repentinamente necesitó ventilador mecánico, aparato al que él decidió renunciar", contó la joven.
"No quiso servicio UCI, desistió de todo y quiso llegar hasta ahí argumentándole a la doctora encargada de la Unidad que ya había vivido su vida y que dejaba disponible ese equipo para quien lo necesitara", agregó Fernanda.
Gran persona
La amabilidad y simpatía de Jorge González hacía que todos le tuvieran cariño. Por lo mismo, sus doctores eran los que llamaban personalmente a los familiares para contarles de su estado, avances, retrocesos y pasos a seguir.
"El contacto con sus doctores fue fluido durante los 10 días que estuvo internado. Llamábamos a su médico quien nos atendía personalmente y nos entregaba información", corrobora su sobrina.
El 5 de junio los seres queridos de Jorge González recibieron el llamado que no querían nunca tener y que les indicaba que uno de ellos debía concurrir hasta el centro asistencial para despedirse de él. Le quedaba poco tiempo.
Su sobrino Rafael viajó desde Petorca hasta el hospital Carlos van Buren donde llegó a las 21.30 horas. Se despidió de él, según los protocolos que se establecen para familiares de personas con covid-19, es decir, solo a través de una mampara. A las 22:50 horas, el querido Jorgito, conocido por todos los comerciantes del centro de San Antonio, dejó de existir.
"Así lo quiso él", se reconforta su sobrina y agrega que "se fue dormido en paz, sin sufrimiento ni dolor".
Sus regalones
Jorge González nunca se casó y no tenía hijos, pero sí sobrinos a quienes regaloneó y entregó toda su atención, los mismos que hoy quieren reconocerlo.
Don Jorge nació e San Antonio. A los seis meses de edad, luego de la muerte de su madre por problemas de postparto, la tía Faustina, hermana se su padre, lo adoptó como hijo propio, a él y a su hermano Héctor por la imposibilidad de su papá de criarlos, aunque siempre tuvieron una estrecha relación.
Fue así como llegó a una familia donde además de amor y calor humano, le dio cinco hermanos más, hijos de Faustina, su madre adoptiva.
A los 16 años comenzó a trabajar en el rubro del comercio como vendedor de abarrotes en el local de Carlos Marambio, en la calle Balmaceda, para luego independizarse y poner su primer negocio en calle Alberto Barros, donde estuvo por muchos años hasta la construcción del Banco Santander, que lo hizo cambiar de dirección e inaugurar su local en calle Gregorio Mira, donde estuvo hasta su partida.
"Su vida entera la dedicó a trabajar. Era un hombre muy casero, de la casa al trabajo y querendón de su tía Tina, a quien cuidó hasta el final. Muy querido por sus vecinos del centro de San Antonio, siempre gentil y respetuoso con todos", resaltó su sobrina Fernanda.
"Su familia lo recuerda con mucho cariño. Sus sobrinos tenemos los más lindos recuerdos de él, las navidades y cumpleaños las hizo especiales, no se olvidaba de nada y siempre estuvo preocupado de todos los detalles. Por esto y muchos recuerdos maravillosos que tenemos de él, es que se nos ha hecho difícil y muy fuerte todo lo que nos ha tocado vivir durante esta última semana desde que mi tío partió", confesó la joven sanantonina.
Mucho cariño
Los restos de Jorge González Santis llegaron a su querido San Antonio el sábado 6 de junio directo al cementerio. Una caravana de vehículos lo acompañó en su último recorrido por la ciudad y mucha gente esperaba su llegada a la entrada del camposanto. "A pesar de todas las medidas de seguridad y protocolos por coronavirus, mi tío tuvo una despedida muy linda y bien acompañado. En su local estaba toda su clientela, vecinos y amigos con globos y flores. Mucha gente lo quería y se lo demostraron, por lo que agradecemos profundamente la preocupación, compañía y cariño demostrado durante todo este proceso", señaló Fernanda. Jorgito, como todos lo llamaban de cariño, es recordado como una persona gentil, caballero, respetuoso y siempre con una sonrisa. Así San Antonio lo tendrá en su memoria.
"Su vida entera la dedicó a trabajar. Era un hombre muy casero, de la casa al trabajo y querendón de su tía Tina a quien cuido hasta el final",
Fernanda Villarroel.