Las herencias que atesora una joven emprendedora sanantonina
Paulina Farías es dueña de una tienda de ropa, secretaria, técnico en enfermería y prontamente será madre. Pero sobre todo, es una comprometida en ayudar a quienes más lo necesitan.
Cada vez que Paulina Farías Valdebenito, de 31 años, quiere buscar una respuesta acerca de su forma de ser, piensa en su abuela, Adriana Rebolledo, con quien vivió desde los nueve años de edad en la tradicional Villa Italia.
"Mi abuelita también me crió, porque cuando se separaron mis papás, con mi mamá y hermanos nos fuimos a su casa. Viví toda mi vida con ella… era como mi mamá. Era súper apañadora conmigo", revela la dueña de Poly Tienda, donde vende ropa y otros productos a través de Facebook e Instagram.
Su abuela Adriana fue la primera que la motivó a dedicarse al comercio. "Cuando yo no tenía plata, ella me pasaba para que yo invirtiera. Me decía 'ya poh cabra floja, hace algo, vende algo', me molestaba con eso (dice sonriendo). Ella fue súper motivadora en ese sentido, buscaba que yo hiciera algo para costear mis estudios. Era muy bacán".
La promesa
El año 2015, Poly -como la conoce la mayoría de la gente en San Antonio- ingresó a estudiar Técnico en Enfermería Nivel Superior (Tens) y rápidamente tuvo que poner sus conocimientos a prueba.
"Justo cuando entré a estudiar mi abuela se enfermó, le dio un accidente cerebrovascular (ACV) y le empezaron a dar muchos ACV seguidos. Quedó postrada y mi mamá y yo nos hicimos cargo de sus cuidados. Yo aprendí cómo se controlaba un ACV y a frenar los ataques antes de que pasaran a mayores", cuenta.
Durante tres años, Paulina y su madre se dedicaron a cuidarla, a pesar de todas las dificultades que esto implicaba. "Pasamos harto tiempo en el hospital, porque estuvo hospitalizada muchas veces por periodos largos. Me turnaba con mi mamá; ella se iba a quedar toda las noches, pero yo pasaba después de la universidad, a las 11 de la noche, a ayudarla. Las chiquillas me dejaban pasar porque me conocían, ya que yo había hecho unas prácticas ahí".
En esa época, hizo una importante promesa. "Si un abuelito requiere que vaya a hacerle curaciones o cualquier cosa, yo voy y no cobro, porque es lo que le prometí a mi abuela antes de que falleciera. Me decía 'por favor, cuida a los abuelos cada vez que puedas, si tienes que poner una inyección anda, no cobres, Pauli'. Así que eso hice durante un tiempo. Ahora se me ha hecho más complicado por la pandemia, pero espero volver a hacerlo", expresa.
Verdadera vocación
Mientras estudiaba la carrera de técnico en enfermería, Poly comenzó a trabajar en un Programa de Familias de Acogidas Especializadas (FAE), subvencionado por el Servicio Nacional de Menores (Sename), que atiende a niños y adolescentes vulnerados en sus derechos y les entrega un ambiente protector y afectivo en una familia de acogida. Esta experiencia ha marcado sus últimos años.
"Postulé al FAE porque salió un cupo y necesitaba plata para pagar la U. Yo hice un curso de secretariado ejecutivo, presenté el currículum y quedé altiro. Me empezó a gustar lo que se hacía ahí por los niños, empecé a ver las adopciones que se concretaban y era súper lindo el proceso", afirma.
-¿Qué te gustó de ese trabajo?
-Más que el tema de las vulneraciones, fue ver los finales felices, eso me motivó a quedarme ahí. Vi a las familias que venían del extranjero a buscarlos y después mandaban fotos de los niños y se veían tan felices. Eso me encantó. Con mi jefa, además, empezamos a organizar fiestas del Día del Niño y yo me consigo todos los regalos de las fiestas, que son aproximadamente como 200, porque se invita al niño, a sus cuidadores y a los hijos de los cuidadores.
Nuevo rumbo
Rápidamente, comenzó a redireccionar su vocación y los días en que anhelaba ser técnico en enfermería quedaron en el pasado: "Me desilusioné de la carrera cuando hice la práctica en el hospital. No me gustó la atención que se le daba a los pacientes y me afectaba mucho lo que pasaba (...). Por eso me quedé como secretaria en el FAE y me gustó".
Actualmente, Poly está finalizando la carrera de técnico en Trabajo Social: "Termino a fin de año de estudiar para quedarme en el FAE, porque eso es lo que me gusta, ya que ahí puedo ayudar a los niños. De hecho, fue mi jefa la que me motivó a full para que estudiara. Siempre me ha gustado ayudar, así que por ahí va lo mío... Siempre fue por ahí parece, más con ayudar que con recibir algo a cambio".
-¿De dónde heredaste ese espíritu solidario?
- De mi abuela, porque pasaba una persona a pedir plata y ella la entraba, le daba comida, de todo, era... aaah, era tan especial. Era de estar ayudando a todo el mundo. Llegaban a pedirle ayuda y ella altiro, sin conocerlos, los hacía pasar a la casa, quería ayudar a la gente sin recibir nada a cambio. Ella siempre me dijo 'Pauli, si tienes la oportunidad de ayudar, hazlo hija, porque siempre se te va a retribuir de alguna manera' y me quedé con eso.
Cada vez que puede, colabora con causas sociales o personas que lo requieren: "si tú puedes hacerlo y tienes los recursos, por qué no lo vas a hacer".
-¿Te parece solidaria la gente de la comuna?
-Acá en San Antonio son súper solidarios. Alrededor mío hay mucha gente que ayuda y eso me pone súper contenta. A veces pido cooperación en Facebook para alguna causa o evento y siempre hay gente disponible.
Retribuciones
Tras años sin dedicarse a Poly Tienda, que tuvo que dejar en pausa a causa de la enfermedad de su abuelita, Poly retomó su negocio en plena pandemia y gracias a la ayuda de una amiga de la familia.
"La jefa de mi mamá, que es como una hermana para mí, me motivó, me dijo: 'Poly tú eres tan seca pa' las ventas, vuelve a vender, invierte'. ¡Y me pasó plata a ojos cerrados! Empecé a invertir y ahora me va súper bien. Gracias a ella también, porque fue un regalo. Me dijo 'ahora viene Martina así que ponte las pilas para que le des lo mejor a tu bebé'", comenta la comerciante, que hoy tiene siete meses de embarazo.
Actualmente, vende "ropa para niños, poleras overside (esas poleras anchitas como remerones), polerones Tiktok, que fueron furor para el Día del Niño, y otros productos". Poly confiesa que, a pesar de la pandemia, le ha ido muy bien. "Conozco mucha gente en San Antonio, porque antes yo me las daba de modelo", dice entre risas.
-¿Cuándo fuiste modelo?
-Cuando era más chica. Iba pa' Santiago a modelar y trabajaba para una marca de jeans. Modelé con Pablo Schilling, en ese tiempo era furor él, y con Mariana Gamarra, yo estaba en su staff. También salí en Papi Ricky (teleserie del 2007 de Canal 13). ¡Te morís! -dice riendo- fui extra como en tres escenas.
Según ella, ser conocida le ha ayudado mucho. "Desde chica todo el mundo me conoce y ahora que trabajo en el FAE conocí a más gente. De hecho, mi mamá dice que le da lata salir conmigo, porque siempre conozco a alguien y la gente se queda pegada hablando conmigo. Creo que por eso me va bien con las ventas, conozco mucha gente y se van pasando el dato".
Otro factor que ha influido en su éxito "es que la gente ve que siempre estoy ayudando y creo que eso también ha acercado a más clientes", afirma Poly, que en estos días se está preparando para el próximo capítulo de su vida, el que recorrerá acompañada de su hija Martina.
"Mi abuelita también me crió, porque cuando se separaron mis papás, con mi mamá y hermanos nos fuimos a su casa",
Paulina Farías,, emprendedora
"Me desilusioné de la carrera cuando hice la práctica en el hospital. No me gustó la atención que se le daba a los pacientes",
Paulina Farías
"Acá en San Antonio son súper solidarios. Alrededor mío hay mucha gente que ayuda y eso me pone súper contenta".