La historia del emprendedor que junto a un amigo creó el whisky "prohibido"
Sebastián Núñez es uno de los ideólogos del destilado nacional, que se produce a partir de las mermas de cerveza.
Entre 1920 y 1933, cuando Estados Unidos prohibió la producción e importación de alcoholes (también conocida como Ley Seca), se hizo popular un licor fabricado por los contrabandistas en la noche, con el brillo de la luna o "moonshine", como se dice en inglés.
Por eso, recibió esta denominación (Moonshine), y además el licor tenía dos características especiales: no era embotellado, se distribuía y vendía ilegalmente en frascos de conservas; y no era añejado por más de un año y medio. En ese periodo, el mismo en que Al Capone pasó de ser un delincuente callejo al reconocido líder de una mafia dedicada tráfico de alcohol en Chicago, se necesitaba mantener el abastecimiento rápidamente.
Hoy la vecina comuna de Melipilla tiene un heredero de esos años en que el alcohol fue marginalizado por ser considerado como el culpable de los males de la sociedad, como la prostitución, la pobreza, la violencia y las condiciones que finalmente llevaron a ese país norteamericano a sumarse a la Primera Guerra Mundial y más tarde a sufrir las consecuencias de La Gran Depresión de 1929.
Producto nacional
La gran diferencia del destilado chileno es que se produce legalmente, pero sigue manteniendo el característico envase y un breve periodo de añejamiento.
Las mentes detrás del proyecto son el melipillano Sebastián Núñez Calderón, ingeniero químico; y su amigo Celso Loyola, ingeniero en alimentos y creador de Alambiques Chile.
La idea partió en 2008.
Origen
"Nos encontrábamos en una feria de Valdivia, cervecera por supuesto, y nos dimos cuenta que había muchas mermas de cerveza, sobre todo por el pinchado de barriles (cuando se abren). Ahí se pierde fácilmente un litro por la espuma que sale, la misma que aflora cuando se calibran las máquinas choperas. Entonces es mucho, y cuando vimos esa merma se nos ocurrió la idea de qué pasaría si las destilábamos", recuerda Sebastián Núñez
Ese fue el puntapié inicial. "Hicimos unas pruebas, destilamos y sacamos el primer whiskey, pero esta idea quedó durmiendo por muchos años", agrega.
Entonces ambos eran estudiantes y el proyecto quedó a la espera por cerca de diez años.
Sebastián cuenta que "en el 2018, más o menos, empezamos a hacer pruebas nuevamente. Mi socio en esa época lanzó Alambiques Chile (negocio de venta de artefactos especializados para destilar licores), entonces ya contábamos con estos instrumentos, con más conocimientos, más experiencia y comenzamos nuevamente las pruebas. Nos dimos cuenta que salió un producto súper rico y comenzamos a probarlo, pero más que nada entre amistades. Le dimos algunos sabores, pero siempre a modo de prueba".
Un año después "empezamos a fabricar ya un poquito más para la venta, pero a escala muy pequeña. Todavía no teníamos la intención de masificarlo", afirma el emprendedor melipillano.
Impulso
El impulso llegó cuando postularon al Barcelona Cocktail Art, un espacio donde se exponen las nuevas propuestas y productos más innovadores en materia de coctelería.
Es una feria internacional en la que "resultamos ganadores por ser líderes en sustentabilidad, porque estamos tomando mermas de cerveza y convirtiéndolas en otro producto", destaca Sebastián en conversación con Diario El Líder.
Hablamos con él por teléfono horas antes del plebiscito del domingo 25, justo cuando se decretaba la Ley Seca que rige en el país antes de todos los procesos eleccionarios. No quisimos tentar a nadie, especialmente cuando se habla de todas las variedades de whiskey que están produciendo.
Proceso
"Actualmente nosotros trabajamos con microcervecerías a las que les compramos estas mermas, las destilamos, la pasamos por unos filtros y sale el alcohol base, que es el alcohol white (blanco) que le llamamos nosotros, y a partir de ese salen todas las otras variedades que son cinco más", describe.
Una de estas es el sabor Papaya como homenaje a la Región de Coquimbo, donde se cosecha este fruto. Actualmente están buscando un sabor que pueda distinguir a Melipilla para que también tenga su propio tributo en forma de licor.
Al término de la destilación, el alcohol sale a 80 grados y luego se rebaja a exactamente la mitad para cumplir con la graduación de este tipo de cóctel.
"Nosotros trabajamos con cervecerías artesanales porque por lo general ocupan una graduación un poco más alta que una comercial, que anda en los cinco grados, y una artesanal entre los ocho y hasta nueve grados", detalla.
Explica que "colocamos las mermas en un alambique de 500 litros y luego pasa por barricas con un añejamiento de mínimo un año".
Todo es sustentable. "Nosotros mismos hacemos el proceso completo: destilamos, embotellamos, después envasamos y repartimos de forma artesanal. En la destilería no tenemos ninguna máquina".
Sustentable
Sebastián Núñez, ex estudiante del Colegio San Agustín de Melipilla y de ingeniería en Alimentos de Inacap, recalca que el frasco no solo tiene una conexión con la historia, sino que también es reutilizable.
"Tiene mil utilidades. Después que consumas el producto, se puede ocupar como especiero, florero, conservero o como a la gente se le ocurra. Después se puede llevar a un punto limpio para ser reciclado, porque es de vidrio", propone.
Cada uno tiene una capacidad de 650 milímetros.
Están disponibles en destileríaurbana.cl y en las redes sociales. En Instagram están en Revolución_moonshine y también en whiskeyrevolucion_melipilla.
En esas plataformas se puede conocer las variedades, locales de venta y los valores de este cotizado whiskey. ¡Salud!
"Resultamos ganadores (de una feria internacional) por ser líderes en sustentabilidad, porque estamos tomando mermas de cerveza y convirtiéndolas en otro producto",
Sebastián Núñez
"Nosotros mismos hacemos el proceso completo: destilamos, embotellamos, después envasamos y repartimos de forma artesanal. En la destilería no tenemos ninguna máquina",
Sebastián Núñez