Crónica
La primera tarde después de la lluvia Marco Antonio Guzmán Meza, de 59 años, agota minutos ordenando la madera que le sirve de material para sus creaciones, mientras su preocupación crece por su casa que está a medio desarmar. En su mano tiene el bastón que lo guía y desde la entrada muestra la construcción sin techo que sufrió los embates del inusual aguacero de finales de enero.
"Mi hijo empezó a desarmar esta construcción para poder empezar a armar algo mejor pero justo nos pilló la lluvia y dejó el desastre", se lamenta Marco Guzmán bajo un cielo raso que deja a la vista las nubes que cruzan por Leyda.
Perdió la visión
Hace 27 años este hombre sufrió un desprendimiento de retina que lo dejó ciego. En los últimos cinco años comenzó a desarrollar una notable afición por la carpintería que lo ha llevado a diseñar perfectas carretas a escala para el jardín que asombran por el nivel de sus detalles.
Sus obras se han hecho conocidas en San Antonio donde, con apoyo municipal, pudo mostrar sus trabajos en las distintas actividades públicas que se organizaban hasta antes de la pandemia.
Necesita ayuda
Por estos días, además de las nulas posibilidades que tiene de llevar sus trabajos a alguna feria o evento por las restricciones de la emergencia sanitaria, la preocupación de este carpintero no vidente está en la precaria construcción que quedó a medio desarmar y que las fuertes lluvias del fin de semana terminaron por avasallar.
Afligido por su realidad, Marco Guzmán cuenta que "la idea es construir algo un poquito mejor aquí al lado ya que estas maderas se pudrieron con los años y estaba todo a punto de derrumbarse. Lo malo es que justo nos pilló la lluvia y lo poco que se podía haber salvado se mojó y se perdió también, así que ahora quedó todo así abierto nomás y no tenemos materiales como para tapar o empezar una construcción nueva",
En el mismo patio y justo frente al mesón que está en la entrada de la modesta vivienda, hay un cobertizo donde este carpintero no vidente va dejando sus trabajos terminados. Hay varias carretas que lucen por sus perfectas terminaciones, yugos como llaveros y cucharas de palo de distintas formas y tamaños.
Sobre esta afición que lo ha hecho conocido, el carpintero cuenta que trabaja "con la madera que me llega. Voy tomando un pedazo y en mi mente lo veo, pero en realidad al tomarlo son los dedos los que ven y ahí tomo las herramientas y voy trabajando de memoria", explica el carpintero con una simpleza que pareciera restarle mérito a su trabajo.
Marvin Guzmán, su hijo, no solamente es un pilar importante en la vida del carpintero, sino que además es el padre de Facundo, el nieto de 5 meses que en medio de tanto problema se ha convertido en una fuente de alegría y fuerza para este hombre.
Y por eso mismo el talentoso carpintero lanza una frase que lo define: "Hay que darle pa'elante nomás porque ahora está Facundo y por él tenemos que hacer todo esto", dice mientras sus manos apuntan a la construcción a medio desarmar.
Afuera esperan las herramientas y la madera que don Marco se apura en retomar porque, como él mismo dijo, tiene harta pega y hay que trabajar.
"Mi hijo empezó a desarmar esta construcción para poder empezar a armar algo mejor pero justo nos pilló la lluvia y dejó el desastre",
Marco Guzmán
5 años lleva dedicado a elaborar diferentes objetos en madera.