Un clásico del verano: el pan de huevo sigue siendo el rey en las playas
Marcos Villavicencio lleva 30 años elaborando y vendiendo este tradicional producto en el balneario de Las Cruces. Aquí cuenta sus recetas. Bernardita Silva encontró una antigua receta familiar que le permitió generar un ingreso extra en medio de la pandemia.
Lo más probable es que algún recuerdo de infancia nos traiga el famoso pan de huevo, tradicional producto que ha sabido perdurar en el tiempo en las costas Chilenas, donde su receta se ha ido traspasando de generación en generación, manteniendo su calidad y sabor inconfundible.
Uno de los personajes que se encargan de conservar este legado es Mario Villavicencio, quien lleva casi 30 recorriendo la playa de Las Cruces, en la comuna de El Tabo, para ofrecer este dulce pan entre los turistas que llegan durante la temporada estival.
"Yo trabajo desde los 12 años aquí en la playa. He vendido de todo, helados, cuchuflíes artesanales y pan de huevo, que es lo que más pide la gente", comenta Marcos, quien es oriundo de Cartagena.
Los recuerdos que traspasa este productor local son de alegría, ya que gracias a este rubro ha podido mantener a su familia y darle educación universitaria a sus dos hijas, además de construir lazos con sus clientes con los que ha tenido más de una anécdota.
"Una vez me sorprendió un casero. Una pareja de abuelitos me estaba esperando y me dicen que vienen de parte de su hijo, pero claro, como uno ve tantas personas no es capaz de recordar todas las caras. Así que la pareja contactó a su hijo a través de una videollamada y ahí logré reconocerlo", rememora.
Pero la historia no terminó ahí. "El hijo me compró toda la producción del día para una actividad que tenía en su empresa. Eso me emocionó harto porque es valorar lo que uno hace con tanto amor", agrega este emprendedor local mientras vende otro de sus productos estrella: el merengue.
La fórmula secreta
Cada productor tiene su propio secreto para la elaboración del pan de huevo, aunque muchos coinciden en los ingredientes base para lograr una buena consistencia y el sabor preciso.
"El pancito de huevo nosotros lo preparamos con harina, leche, huevo y un poquitito de vainilla. El tiempo de cocción es de aproximadamente una hora", detalla Marcos Villavicencio, quien además produce sus propias palmeras.
"La palmera tiene tres ingredientes solamente: la harina, la margarina de hoja y el azúcar. Todo esto va al horno. Primero se hace una masa que se va dando vuelta, son cinco vueltas aproximadamente. Después se hace un colchón de azúcar y se van dando vueltas hasta lograr la consistencia y la crocancia precisa", revela.
Optimismo
A pesar de la pandemia por la que atraviesa el país y que ha golpeado con fuerza la economía de las comunas del Litoral Central, Marcos mantiene su optimismo frente a la actual situación ya que ha podido vender sus productos con los resguardos necesarios.
"Todos los colegas pensábamos que no se podría trabajar este verano porque en diciembre cortaron la pasada para los turistas (por el cordón sanitario), pero le damos gracias a Dios que nos ha dado la oportunidad de trabajar. Estamos manteniendo el máximo de cuidado con mascarilla, alcohol gel, y también gracias al cariño que me da la gente que me conoce", confiesa.
Marcos Villavicencio tiene que seguir recorriendo la playa de Las Cruces. Se despide cordialmente y vuelve a entonar su característico canto para ofrecer su pan de huevo, merengues y palmeras que, a pesar del paso de los años, siguen encantando a grandes y chicos en la orilla del mar.
"Yo trabajo desde los 12 años aquí en la playa, he vendido de todo, helado, cuchuflíes artesanales y pan de huevo, que es lo que más pide la gente",
Marcos Villavicencio
Cuando comenzó la pandemia del covid-19 en Chile y para conseguir un poco más de tranquilidad en su trabajo, la santiaguina Bernardita Silva Guzmán (26) decidió venir a pasar unos días en la casa que su familia tiene en Santo Domingo.
Ella es profesora de educación básica, por lo el año pasado desarrolló su labor vía online. "Mi familia siempre ha tenido casa en Santo Domingo, y mis papás prefirieron estar acá durante este tiempo de pandemia. Desde entonces he estado yendo y viniendo por el tema de mi trabajo como profesora", detalla la joven maestra.
Día del padre
Bernardita siempre ha sentido una atracción por la cocina. Y en junio pasado, para el Día del Padre, encontró una antigua receta familiar de calugas de manjar. "Le fui dando algunos toques especiales, haciendo unas modificaciones y quedaron geniales. Ahí mi familia me empezó a dar mil ideas porque habían quedado muy buenas".
-¿Qué tipo de ideas?
-Yo tenía ganas de tener otro ingreso además de mi trabajo, pero no sabía qué podía hacer. Ellos me incentivaron a hacer y vender estas calugas de manjar.
-¿Cómo conseguiste llegar al público?
-No fue algo simple, pero he funcionado mucho por el boca a boca, además de los vecinos, amigos y cercanos. Sin embargo, el público más fiel es el de Santo Domingo. Al principio me venía de miércoles a domingo y ellos me esperaban para hacer las entregas.
Crecimiento
Con el correr de las semanas Bernardita veía cómo su negocio, llamado "Pupi Calugas", crecía un poco más, así que, cuatro meses después del inicio, se le ocurrió que podía comenzar a vender en un espacio físico, como una forma de llegar también a los clientes que tenía en la capital.
-¿Y conseguiste un local propio?
-No. Lo que hice finalmente fue comenzar a ofrecer lo que yo hacía en dulcerías de Santiago. Empecé a mandar los productos para que los probaran y ver si podía hacer una alianza.
Al principio no tuvo suerte, pero de pronto la contactaron de una conocida dulcería llamada Presidente Riesco.
"Ya había pasado un poquito de tiempo desde que había entregado las calugas y pensé que no había funcionado. Pero un día me llaman y me dicen que quieren cerca de mil unidades para poder distribuir en todas sus tiendas. Así que las Pupi Calugas ahora están en todos los locales de Presidente Riesco en Santiago", relata con notoria alegría.
-¿Fue difícil emprender?
-Con el tema de las clases online pude tener más tiempo para dedicarme al emprendimiento, pero el tema de vender en un local requiere de mucha logística y por lo mismo he necesitado ayuda, peros siempre se puede, sobre todo si uno le pone empeño.
Uno de los momentos de mayor trabajo fue cuando se juntaron las fiestas de fin de año y el cierre del año escolar en su colegio, por lo que ya piensa en buscar ayuda si vuelven las clases presenciales.
"Por el verano estaré hasta fines de febrero en Santo Domingo, por lo que la gente puede hacer sus pedidos tranquilamente. Y en marzo mis papás seguirán acá, por lo que seguiré haciendo entregas", sostiene "Pupi", como la llaman en su círculo cercano.
-¿Cómo ves futuro del emprendimiento con las clases presenciales?
-Tendré que buscar ayuda, porque no dejaré de hacer mis calugas de manjar. Me di cuenta que esto es algo que me sirvió mucho y que me entretiene. La gente nos prefiere y me gustaría, algún día, abrir un local en San Antonio.
La joven profesora que endulza la vida con sus calugas de manjar
"Me di cuenta que esto es algo que me sirvió mucho y que me entretiene. La gente nos prefiere y me gustaría, algún día, abrir un local en San Antonio",
Bernardita Silva