La madre que vende cajitas sorpresa para cuidar a su hijo con parálisis cerebral
Luego del fallecimiento de su progenitora y de superar un agresivo cáncer, Isabel Flores se radicó en el Litoral Central buscando una mejor calidad de vida para ella y el mayor de sus tres retoños, que está postrado debido a su condición.
Através de los años Isabel Flores Retamal (57) se ha enfrentado a distintas situaciones dolorosas, sin embargo, en todas ellas ha conseguido ponerse de pie.
Es oriunda de Santiago, pero en junio del año pasado, en medio de la pandemia del covid-19, se trasladó a vivir a Algarrobo gracias a una sobrina, quien quiso sacarla de su casa y de los recuerdos que solo la atormentaban.
"Estaba sumida en un dolor súper grande y viviendo como en ese círculo de tristeza. Tenía demasiados recuerdos a mi alrededor. Cuando mi sobrina nos propuso venirnos a Algarrobo, con mi hija menor pensamos que sería lo mejor y aquí estamos", cuenta.
Maternidad
Hace 36 años Isabel se convirtió en madre por primera vez. En ese momento, junto a su esposo, anhelaba la llegada de sus hijos gemelos, pero el destino les tenía deparada otra cosa.
Uno de los gemelos falleció a las pocas horas del parto, mientras que Víctor nació con una parálisis cerebral, que hasta el día de hoy lo mantiene postrado.
"Siempre he estado al cuidado de mi hijo mayor, porque es el que más dependencia tiene, pero también he podido ser mamá de mis otros dos hijos, de 34 y 27 años, incluso he podido ser abuela, todo siempre velando por el bienestar de mi hijo mayor", apunta.
-Imagino que ha sido muy difícil su labor de madre...
-Yo diría que es de harto sacrificio, sobre todo porque uno al principio no sabe cómo hacer las cosas. Es mucho de aprender y también tenía que ser mamá de otros dos chicos, pero siempre nos hemos apoyado mucho y yo creo que eso también ha sido clave en todo este camino.
Para brindar la mejor atención a su hijo, Isabel hizo algunos cursos de cuidado de pacientes postrados. "Me enseñaron lo básico para el cuidado. Pero eso que puede parecer básico es súper importante cuando uno tiene que cuidar a alguien en esta condición. Entonces, fue súper bueno y no solo me sirvió para mi hijo, ya que más adelante también pude cuidar a mi mamá", detalla la abnegada mujer.
Soy capaz
Hace casi una década Isabel se separó de su esposo y padre de sus tres hijos.
Durante mucho tiempo, previo al divorcio, pensó que, si se quedaba sola con ellos, no podría darles todo lo que merecían y necesitaban, sobre todo a Víctor, que siempre ha sido su mayor preocupación.
"Cuando ya estaba separada, pensé que era momento de buscar trabajo y ver si me la podía yo sola. Mi mamá fue clave en ese instante, porque claramente no podía dejar solo a Víctor, alguien tenía que saber cuidarlo y para que yo trabajara, ella se encargó de sus cuidados", recuerda.
-¿En qué empezó a trabajar?, ¿le sirvieron los cursos que había hecho para cuidar pacientes postrados?
-No, me fui por un área completamente distinta. Durante ocho años me desempeñé como ejecutiva telefónica en la compañía VTR. Ese no solo fue mi trabajo, sino que además hizo que me diera cuenta que yo era capaz de mucho más.
-¿De mucho más en qué sentido?
-Como decía antes, creía que si me separaba no iba a poder mantener a mis hijos o costear los gastos que mi hijo tiene, pero no fue así. El trabajo me hizo sentirme útil y me permitió darme cuenta que podía llevar ingresos a mi casa y además estar en otro ambiente. Si siempre hubiera sabido que podía hacerlo, quizás me habría separado antes.
Lucha contra el cáncer
Pese a sus ganas y deseos, Isabel no pudo seguir trabajando en VTR por una serie de complicaciones de salud que la afectaron.
En diciembre de 2017 le detectaron cáncer de colon, por lo que debió someterse a varios tratamientos y operaciones.
"Tuve un tratamiento de quimioterapia y varias operaciones porque tenía ramificaciones de la enfermedad, lo que podía ser súper perjudicial. Entre las operaciones que tuve, incluso me hicieron una de reconstrucción de mi colon, pero aquí estoy, recuperada", detalla con emoción y satisfacción.
-¿Qué fue lo primero que pasó por su mente cuando le diagnosticaron el cáncer?
-Sin duda alguna, mis hijos, sobre todo Víctor. Yo sabía que sus hermanos Felipe y Lorena estarían siempre con él, pero como ya he dicho, son varios los cuidados. No quería dejarlos a ellos tres o a mi mamá. Ahí estuvieron todos apoyándome, hasta que pude recuperarme.
Muerte de su madre
El siguiente gran golpe la sacudió en septiembre de 2019, cuando su madre falleció.
"Mi mamá era mi mayor apoyo en muchos sentidos. Perderla y a la vez saber que en cualquier momento me podía volver a enfermar, era terrible, pero uno trata de ser fuerte, por sí misma y por el resto", relata sobre aquellos difíciles momentos.
Dejar todo atrás
En Santiago, Isabel seguía viviendo en la casa de su madre, quien antes de morir les expresó su deseo a ella y a su hermano: quería que una vez que falleciera, la vivienda fuera vendida como una forma de mitigar el dolor de su partida.
Por lo mismo y mientras aún seguía con trámites por delante para concretar la venta de la propiedad, le empezó a dar vueltas a la idea que le había dado su sobrina en el sentido de radicarse en el Litoral Central, lejos de la vorágine y los agitados tiempos que se viven en la capital.
"Mi sobrina me decía que yo vivía sumergida en los recuerdos en la casa de mi mamá, y era verdad. No estaba dejando el dolor atrás y seguía sufriendo. Así que nos vinimos a Algarrobo y claramente noto cómo la vida nos ha cambiado para bien", confiesa.
-¿En qué sentido les ha cambiado?
-La calidad de vida de mi hijo y también la mía es mucho mejor acá en la costa. Todos nos sentimos mejor. Siento que ya soy de acá de la zona y que estoy cumpliendo algo que mi mamá siempre quiso. Ella quería vivir en la playa y meses antes de fallecer la trajimos, entonces me siento más cerca de ella ahora.
Antes de arribar a Algarrobo, otra de sus sobrinas le dio una idea para emprender en el Litoral de los Poetas.
"Una sobrina de Santiago vende cajas y desayunos sorpresa. Y yo sabía que algo tenía que hacer acá, sin dejar de lado a mi hijo que depende de mis cuidados. Entonces decidí hacer eso, con mi hija nos vinimos con las cosas compradas y acá partimos el negocio hace poco", sostiene.
-¿Cuándo fue la primera vez que comenzaron a vender las cajas?
-Previo al Día de los Enamorados nos lanzamos con todo y juro por Dios que nunca pensé que nos iría tan bien. Repartimos todo el día y ahora los pedidos continúan para cumpleaños y cosas así. Mil Deseos (nombre de la tienda) nace porque queríamos entregar algo acá en Algarrobo con mucho sentimiento y lo hemos conseguido.
Lanzaron una página en Facebook e Instagram (Mil Deseos) y solo solicitan que los clientes avisen con entre dos y tres días de anticipación.
"Nosotros mismos hacemos las entregas para sorprender a un ser querido. Una semana antes del Día del Amor los pedidos no dejaban de llegar. Ahora nos estamos preparando para otras fechas, pero este inicio no pudo ser mejor", sentencia.
"Siempre he estado al cuidado de mi hijo mayor, porque es el que más dependencia tiene, pero también he podido ser mamá de mis otros dos hijos, de 34 y 27 años",
Isabel Flores
"Durante ocho años me desempeñé como ejecutiva telefónica en la compañía VTR. Ese no solo fue mi trabajo, sino que además hizo que me diera cuenta que yo era capaz de mucho más",
Isabel Flores
"Previo al Día de los Enamorados nos lanzamos con todo y juro por Dios que nunca pensé que nos iría tan bien".