Como cada 21 de marzo, se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down. En el marco de este día, el foco como sociedad debiera estar a la altura de los tiempos, lo que implica que reconozcamos las profundas diferencias y desigualdades que se asocian a niños, adolescentes y adultos que presentan esta condición. Estas diferencias, no solo limitan el acceso a la educación, sino que también el lograr desarrollarse como individuos 'útiles' en una sociedad en que son solo un 'cupo' en instituciones y empresas.
Hacen faltas medidas de fondo que reconozca en ellos sus capacidades y habilidades, así como logren integrar estas a los requerimientos socio económicos que los respete, les permita la independencia y la autovalencia como parte de la sociedad.
Es necesario derribar los mitos, que muchas veces por desconocimiento, se tejen en torno a al Síndrome de Down y entender que no son especiales, son seres humanos individuales, con características propias y derechos; no es una enfermedad, es una condición; no son tontos, sino que tienen una dificultad cognitiva que es variable; no serán eternos niños, ya que son personas que van evolucionando y tienen necesidades de acuerdo a la etapa en que se encuentran; aprenden con sus tiempos, sus ritmos y de acuerdo a sus habilidades; se desarrollan de manera independiente, en una sociedad que los acoge y los integra.
Claudia Figueroa
Académica
Facultad de
Ciencias de la Rehabilitación
U. Andrés Bello