Imparable y creativa banquetera se reinventó por la pandemia
La cocina, la decoración y su huerta ocupan las horas Seinep Jacob Sala, una inquieta emprendedora, que con el apoyo de su familia encontró cómo torcerle la mano a la pandemia.
Desde el abundante huerto de su casa en Colinas del Mar, Seinep Jacob Salas rememora su infancia y sus primeros días ayudando en el restaurante que tenía su papá en Talca. Afirma que no tiene recuerdos tan nítidos de esa época, sin embargo sabe que allí tuvo sus primeros acercamientos a su vocación.
"Ahí nació mi pasión por la cocina. En muchas cosas soy autodidacta, porque de pequeñita nos hacían trabajar en la cocina, limpiando las alcuzas, sacando los manteles", comenta la emprendedora detrás de "Seinep Banquetería y Decoraciones".
-¿Cuándo aprendiste a cocinar?
-Mi mamá me enseñó a los 9 años, mi primera comida fue una carbonada, lo recuerdo muy bien.
Emprender
De profesión secretaria y diseñadora de ambientes, Seinep siempre tuvo parte de su corazón puesto en emprender. De hecho, cuenta que "trabajaba en la Cámara de Comercio en Melipilla, era un edificio grande y arrendaban el salón de eventos. Como era la secretaría, me preguntaban si conocía a quién cocinara y ahí yo dije 'esta es la mía'. Como mi mamá había tenido restaurante y cocinaba súper rico comenzamos a hacer los eventos. Yo tenía 19 años, a esa edad fue mi primer evento y me fue súper bien".
Desde ese momento, no dejó de hacer eventos. Trabajaba como secretaria y paralelamente realizaba banquetería y decoración para matrimonios, bautizos y celebraciones de todo tipo.
"Al día de hoy lo que puedo agradecer es que mi papá, quien era árabe (por eso mi nombre), nos enseñó a trabajar, a ser buenos administradores y a ser austeros. Con él aprendimos a valorar lo que hacemos, nuestro trabajo, nuestras manos. Mi mamá era igual, ella era hija de árabes y era muy trabajadora. Quedó viuda a los 42 años, imagínate, más joven que yo, con seis hijos y salió adelante", expresa.
Con un ritmo imparable, Seinep continuó trabajando en ambas tareas, incluso en circunstancias muy inusuales. "Un matrimonio lo organicé por videollamada, mientras mi esposo, mi hijo y las personas que trabajan conmigo estaban en el matrimonio, porque yo estaba en cama por un embarazo de alto riesgo. Cuando estaba mejor de salud lo hacía, porque uno tiene que estar en todo para que funcione bien", manifiesta.
Decidida
Tras el nacimiento de su segundo hijo hace tres años, comenzó a pensar en dar un importante paso. Tras negociar la salida de su trabajo como secretaria en un establecimiento educacional de la zona, se independizó.
"En ese momento pensé 'me quedo en casa con el niño y me dedico a los eventos ciento por ciento'. Y así fue, te cuento que hice matrimonios con el niño con dos meses de nacido en el coche en la cocina, a ese extremo", expresa la vecina de Colinas del Mar, a quien se puede contactar en el Facebook Eventos y Decoraciones Seinep Jacob y en el Instagram Eventos_Seinep.
Durante los primeros dos años de "independencia" logró crecer, tenía en promedio dos eventos grandes al mes, además de pedidos de coctelería. "Me iba bien en banquetería y coctelería, empecé a abastecerme más y todo iba excelente hasta mi último matrimonio que fue en febrero del año pasado, en marzo me fui de vacaciones y cuando volví estaba la pandemia".
La reinvención
Los efectos de la pandemia y sus restricciones prontamente comenzaron a golpear su emprendimiento y durante un mes estuvo sin percibir ingresos.
"Me empezaron a suspender todas las reservas y me dije chuta, algo tengo que hacer. Me tengo que reinventar y en abril del año pasado empecé a hacer empanadas. Yo dije: me lanzo. Partí vendiendo los sábado y me comenzó a ir bien con las amistades y las redes sociales", comenta.
Las empanadas se transformaron en la salvación de su negocio. "Cuando vino la cuarentena total, trabajaba todos los días. Mi esposo, que es taxista, no trabajó y me entregó los pedidos. Y eso ha sido mi sustento. ¡Con las empanadas en abril cumplo un año!", señala. Seinep agrega que "empecé ofreciéndole empanadas a mis amistades y grupos de WhatsApp y ahora ni siquiera tengo que avisar, porque la gente sabe que hago los viernes y los sábado".
-¿La familia colaboró con el nuevo negocio?
-Sí, mi esposo me apoya y mi hijo igual, ellos trabajan codo a codo conmigo. Mi hijo mayor es súper independiente, él trabaja, ayuda, hace todo. Se transformó en una empresa familiar.
Lo que en principio fue una mala noticia, se terminó transformando entonces en una positiva circunstancia para la emprendedora.
-¿Cómo ha sido enfrentar una nueva cuarentena?
-Para mí igual la cuarentena ha sido una oportunidad, porque como está la gente en su casa le puedes llevar el servicio. La gente se ha acostumbrado, me incluyo, a usar los servicios con delivery, porque antes jamás se optaba por este servicio, todos preferíamos salir a comprar.
El huerto
Además de la venta de empanadas y otras preparaciones, Seinep decidió sacarle provecho al huerto que tiene hace más de cinco años en su casa.
"Me masifique con plantas de interior, exterior, cactus, suculentas(...). Vendo mis plantas y todo lo que produzco: hierbas, especias, como menta, hierbabuena, ciboulette, cilantro, y tengo una producción de cactus y suculentas. Además, preparo sales con las especias y las vendo", cuenta la emprendedora, quien también vende mini huertos y le enseña a la gente a cultivar en su casa.
Cuando no está trabajando en la cocina ni atenta a su hijo de tres años, Seinep pasa el tiempo cuidando y cosechando sus plantas, una acción que se ha vuelto sanadora para ella.
"Eso ha sido terapia para mí, me relaja, porque estaba mucho tiempo en casa y vine a tener una guagua a los 40 y tanto, entonces igual ha sido difícil. Imagínate si mi hijo mayor va a cumplir 22 años", cuenta.
-¿Te afectó mucho el encierro que trajo la pandemia?
-No creo que tanto, porque igual estaba en casa, pero necesitaba poder mantenerme ocupada... Cómo explicarlo, no quiero que suene a victimización, pero hace tiempo estoy en tratamiento por crisis de ansiedad y necesito hacer cosas, soy una persona que no puedo estar sentada, es como si fuese un niño hiperactivo al que le pasas una plasticina y le dices crea, el niño está feliz. Entonces, es eso. Mi esposo me dice pero 'quédate quieta, descansa' y no puedo.
Trabajar con las manos, ya sea cocinando, decorando o en su huerto son fundamentales para ella, que no ha parado de moverse ni pensar en nuevos planes. "Pensaba hacer clases de huerto. A los niños y a los adultos les gusta y el cultivar en casa y recuperar la naturaleza ha tenido mucho apoyo, y se puede hacer con poco, con lo que tienes. Yo, por ejemplo, partí mi huerta en bidones de agua. Amo reciclar, reutilizar".
Compartir sus conocimientos culinarios, cómo su madre lo hizo con ella, también está en sus planes. "Tenía el proyecto de agrandar mi cocina y hacer clases de cocina para niños, pero con todos los cuidados y medidas de la pandemia no he podido. Pero estoy contenta con lo que hago", expresa feliz la banquetera.
"Soy autodidacta, porque de pequeñita nos hacían trabajar en la cocina",
Seinep Jacob Salas
"Para mí igual la cuarentena ha sido una oportunidad, porque como está la gente en su casa le puedes llevar el servicio. La gente se ha acostumbrado, me incluyo, a usar los servicios con delivery",
Seinep Jacob Salas