La lucha de una artesana que busca justicia para su marido
A pesar de las adversidades que ha debido enfrentar la quisqueña Anahí Castillo, de 34 años, no baja los brazos.
Tras viajar varios años por países como Bolivia y Brasil, Anahí Castillo Cerón decidió buscar un lugar donde pudiera establecerse junto a su familia y dar a conocer sus artesanías. Isla Negra era el escenario ideal para llevar a cabo sus objetivos por lo que en el 2010 llegó a vivir a esta localidad quisqueña junto a su hijo y una maleta llena de sueños.
"Soy artesana de toda la vida. Mi mamá es ceramista por eso siempre me he visto vinculada a este medio. Cuando pequeña estudié piano en Santiago y después me dediqué a la artesanía por herencia. Siempre fui busquilla. Estuve viajando por Bolivia y Brasil aprendiendo la técnica de filigrana (alambre) e ir reciclando semillas y materiales de la naturaleza", contó.
Orgonita
Anahí realiza sus creaciones con metales como el cobre, bronce y alpaca. También desarrolla la técnica del macramé, conocida como "el arte de los nudos". Pero eso no es todo, porque la artista de 34 años además se dedica a trabajar con las energías de las orgonitas.
"Las orgonitas son transformadores de energías donde se trabaja con resina, metales y piedras naturales. La contaminación electromagnética de los celulares, de la tele, del wifi, es atraída por el cobre que es el metal noble y pasa a través de las piedras, transformándose en energía positiva", explicó.
Hace tres años comenzó a desarrollar esta técnica. "Mis clientes empezaron a preguntar y como siempre me ha gustado aprender quise saber qué era la orgonita. La recepción de la gente ha sido muy buena porque se busca mucho la sanación y cómo sentirse mejor".
Por varios años, la artista quisqueña estuvo comercializando sus artesanías fuera del museo de Pablo Neruda en Isla Negra pero tras el nacimiento de su segunda hija, decidió estabilizarse y buscar un lugar donde poder ofrecer sus creaciones.
"Arrendé un puesto en una feria artesanal de El Tabo llamada La Casona y ahí estoy hace siete años con un local llamado "Sol y Lua". Cuando uno vive de las cosas que hace, de la artesanía o del arte, le pone harto amor al trabajo y a las creaciones, pero a veces se transforma en un problema el cómo comercializarlas porque uno igual tiene que subsistir de eso más cuando tienes hijos", recalcó.
A causa de la pandemia, Anahí tuvo que cerrar su local, y buscar una nueva manera de ofrecer sus productos. Regresó a las ferias, aprendió a vender por internet, utilizó el trueque por frutas y alimentos. "Fue muy interesante ya que se dieron cosas muy bonitas".
"También volví a tocar piano, a estar con mi familia y a realizar varias cosas que, por tiempo no podía hacer", comentó.
Golpe
En septiembre de 2019 la vida de la artista dio un giro inesperado luego del homicidio de su marido en Isla Negra. Desde ese momento, Anahí ha llevado a cabo una incansable lucha en busca de justicia.
"Este es un episodio que quisiera cerrar pero al final todo está en nada. Me siento dividida porque, por un lado el yo mamá dice "no poh hay que seguir luchando hasta que algo pase. Una persona que mata a otra no puede quedar libre, pero como al final es una pelea de pobres a nadie le importa", reflexionó y luego agregó que "y mi otra parte, ese lado de mujer me dice "soltemos esto ya no se puede hacer nada. No tengo plata para pagar un abogado por lo que en mi situación económica es imposible".
Según lo comentado por la artesana, el proceso judicial continúa abierto y que debido a la pandemia "todo es más lento".
"Espero que alguna vez se pueda hacer justicia. Hay un proceso legal abierto. Conseguí un abogado del municipio por ser víctima de un delito violento y él me ha ayudado, pero con esto de la pandemia ha sido todo peor porque no atienden de manera presencial y las respuestas son lentas. Se pidió la carpeta de investigación que aún no llega. Hace un mes hubo un juicio pero quedó en nada porque el fiscal dijo que no había avances en la investigación y decidió no perseverar por la falta de pruebas", detalló.
Anahí no puede esconder su desilusión al hablar del tema. "Yo esperaba justicia pero al final no va a pasar nada. Cuando uno es víctima de una situación como esta nadie te informa qué hacer ni cuáles son los pasos a seguir. El imputado tiene a la Defensoría Penal Pública para defenderlo mientras que la víctima a un fiscal que trabaja por los derechos "de todos", pero no por los míos ni por los de mis hijos".
"El costo fue súper alto para mí pero mis hijos son mi clave a tierra y el estímulo para seguir luchando", afirmó.
"Una persona que mata a otra no puede quedar libre, pero como al final es una pelea de pobres a nadie le importa",
Anahí Castillo Cerón,, artesana de El Quisco
2019 la artesana sufrió un duro golpe tras la muerte de su marido. La investigación sigue en curso.