La diseñadora llolleína que viste a las novias para dar el sí
Camila Ponce ingresó desde muy pequeña al mundo de la costura gracias a los conocimientos que le heredó su madre. Pero ella fue más allá y hoy se dedica a la confección de trajes para matrimonios y de alta costura.
A Camila Ponce Barriga (30) la moda y la costura se le dan de manera natural, ya que siente que creció entre las telas.
Su madre fue costurera toda la vida y tenía su propio taller, donde durante muchos años se dedicó a la confección de uniformes para distintas empresas.
"Desde los ocho años yo supe lo que era coser. Como mi mamá lo hacía, empecé a aprender de ella y me fui encantando con la costura. Mi pasión por el diseño y el vestuario se la debo a ella ", asegura.
Estudiar
Esas mismas experiencias que vivió en su niñez la llevaron a buscar su destino en esa misma área y en 2013 se convirtió en profesional tras estudiar diseño de vestuario en el instituto Aiep.
"Fue una carrera técnica de dos años y medio, que terminó de entregarme los conocimientos acerca de las nuevas técnicas que yo no había aprendido con mi mamá. De alguna forma, hacía lo mismo que ella, pero con un título y con nuevos conocimientos de moda", explica.
Después de terminar la carrera, comenzó a trabajar en el taller de su mamá en Llolleo, sobre todo en labores que ella no podía realizar.
"A mi mamá se le complicaba el tema de las entregas y no daba abasto con algunos pedidos. Y como yo ya me había titulado, comencé a trabajar con ella. Siempre juntas, pero dedicándome a su área, porque me gustaba ayudarla en lo que más se pudiera", agrega.
-¿Pensaron en explorar otras áreas?
-Lo que pasa es que mi mamá ya tenía un negocio en cuanto a la costura, y para mí era un trabajo transitorio, porque estaba recién titulada.
Dolor por la partida
Hace dos años la madre de Camila falleció, lo que generó un profundo dolor en ella, tanto así que pensó en dejar para siempre la costura.
Lo que sí tenía claro es que quería dedicarse por completo a la moda, pero no quería que fuera de la misma forma que lo hacía su madre, ya que sentía que habría mucha comparación entre ambas.
"La clientela de mi mamá, después de su fallecimiento, me preguntaba si seguiría con el taller, pero yo sentía que si me dedicaba a lo mismo, era inevitable caer en las comparaciones. Y eso era lo que menos quería", comenta.
-¿Qué pasó después del fallecimiento de tu mamá?
-Ella me heredó su taller, que estaba lleno de máquinas y cosas del rubro, y la verdad no quería ver nada de eso por el dolor de la pérdida. No podía seguir en esto, pese a que era mi mayor pasión.
-¿Alguna vez pensaste en estudiar otra cosa?
-No. Soy buena en muchas cosas, eso lo sé. Por ejemplo, soy bien deportista y buena en otros rubros, pero ahora que me pongo a pensar, no veo cómo sería mi vida si no me dedicara a la moda.
Luego de la partida de su madre, Camila experimentó un proceso de reconciliación con el taller que había heredado y la confección de prendas.
"Al principio quería desligarme del taller, pero pensé que quizás podría replantear todo. En ese sentido, también me ayudó mucho buscar ayuda profesional y darme cuenta que con esta pérdida, que sin duda era muy dolorosa, mi vida no se acababa", apunta.
Mi matrimonio
Esta diseñadora llolleína es casada y madre de dos hijos, de nueve y siete años, y siempre ha sentido que el matrimonio es el día más especial para una persona.
"La gente, por ejemplo, siento que le baja el perfil al matrimonio civil y que piensa que no hay que ir tan arreglado. Siempre he querido cambiar ese concepto. Cuando veo fotos de mi matrimonio, siempre me arrepiento de haber ido con ropa negra", cuenta entre risas.
-¿Por qué sientes que es el día más importante?
-Quizás suena un poco cliché, pero es el día en que toda mujer tiene la oportunidad de sentirse como una princesa y tener todo lo que siempre esperó. Entonces, por qué no darle a todo ese día la relevancia que se merece.
Luego de su proceso de reconciliación con la costura y la moda, Camila quiso apuntar precisamente a las novias sanantoninas.
"Cuando me casé, tuve que ir a Santiago a comprarme el vestido. Yo quería cambiar eso y que las novias tuvieran todo lo que desean en su propia comuna o al menos en la misma provincia", detalla.
Es mi momento
Tras su período de sanación y de replantearse todo, sintió que debía volver a estudiar para cumplir su sueño y, de paso, cambiar el enfoque al taller que aún existe en calle Los Vantros 1075, en Llolleo Alto.
"Vi un anuncio de estudios de alta costura con Israel Camus, un diseñador de mucho prestigio en Chile. Yo quería estudiar, pero no tenía la plata. Me inscribí de todos modos porque siempre hay alguien que me ilumina para seguir adelante", comenta.
-¿Cómo lo hizo?
-Volví a coser. Me atreví y empecé a hacer arreglos o confecciones pequeñas. Así iba juntando el dinero mes a mes y me pagaba los estudios. Yo creo que también me motivó mucho todo el apoyo que me dio mi familia y sobre todo mis hijos, mi marido y, por supuesto, mi papá. Fue como un renacer.
Camila ya se había atrevido a volver a estudiar para adquirir nuevas técnicas y crear un nuevo rubro enfocado en los vestidos de novia y de alta costura, también llamados, de fiesta.
"La sicóloga me recomendó que si me empezaba a dedicar a la moda en el mismo taller, debía hacerlo mío y que sintiera que era mi nuevo espacio. Con el primer retiro del 10%, compré cosas y fui remodelando todo el espacio, que cada día me encanta más", afirma.
-¿Fue una buena decisión dedicarse a las novias?
-Sí, y lo supe desde el primer momento cuando una novia de Valparaíso, la primera que tuve, me contactó para hacer su vestido. Ahí pensé que no había errado y que, con mi talento, podía plasmar todo lo que una novia quisiera en un vestido.
Una experiencia
Hace más de un año que Camila es conocida en Instagram como @noviascamilabarriga. Cuenta que adoptó ese nombre para mantener más vivo el legado de su madre.
"Tengo datos de todo, para las flores, el maquillaje. Me gustaría que en un futuro este fuera un servicio completo y que acompañemos a la novia en todo este proceso. Antes no se veía mucho esto en San Antonio, era muy poco, pero eso es lo que quiero cambiar ahora", asegura.
"Mi mamá me heredó su taller, que estaba lleno de máquinas y cosas del rubro, y la verdad no quería ver nada de eso por el dolor de la pérdida. No podía seguir en esto, pese a que era mi mayor pasión",
Camila Ponce
"La gente, por ejemplo, siento que le baja el perfil al matrimonio civil y que piensa que no hay que ir tan arreglado. Siempre he querido cambiar ese concepto",
Camila Ponce
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