Juan Olivares Meza

De milagro no hubo personas lesionadas en el accidente de tránsito que se produjo pasadas las 18 horas de ayer en la calle Providencia de Llolleo, donde un automóvil que escapaba de Carabineros chocó con otros dos vehículos y luego volcó aparatosamente sobre la calzada.

Según los antecedentes recabados, el hecho policial se inició a una diez cuadras del accidente, cuando una patrulla de la Comisión Civil de Carabineros fiscalizó a un automóvil guiado por un sujeto de iniciales G.A.F.L. de 34 años; sobre quien pesaba una orden de captura vigente emanada del Tribunal de Garantía de San Antonio por el delito de tráfico de drogas.

Al verse asediado por la policía, el individuo inició una fuga en el automóvil por varias calles de Llolleo, hasta que al llegar a la intersección de Providencia con Arzobispo Vicuña, debido al exceso de velocidad, se estrelló con dos vehículos particulares antes de quedar volcado sobre la calzada.

El estruendo llamó la atención y causó conmoción entre los trabajadores y clientes de la panadería La Perla, ubicada a pocos metros del punto del accidente.

Detenido

El comisario de Carabineros de San Antonio, mayor Manuel Herrera, detalló que a eso de las 18 horas "personal de Carabineros procedió a la detención de un individuo por mantener una orden de detención vigente del Tribunal de Garantía por el delito de tráfico de drogas".

El oficial confirmó que "momentos antes de su detención este individuo intentó huir del control policial transitando incluso contra el sentido del tránsito por avenida Divina Providencia (…) y perdió el control de su vehículo volcándose sobre la calzada".

Al cierre de esta edición informativa el chofer que protagonizó la cinematográfica persecución policial permanecía en el Servicio de Urgencia del Hospital Claudio Vicuña de San Antonio hasta donde fue derivado para constatar lesiones.

En el mismo centro médico Carabineros de la Primera Comisaría de San Antonio se encontraba a la espera de las instrucciones del Ministerio Público y del Tribunal de Garantía local, que en abril del año 2019 había emitido una orden de arresto contra G.A.F.L.

por Yvaín Eltit, presidente Sociedad de Folclor Chileno.

El primero es la "carrera a la chilena". Al llegar Pedro de Valdivia (1497-1553) y sus tropas traían 75 caballos, entre potros y yeguas. Rápidamente los mapuches sacaron ventaja a los españoles, siendo tal su manejo que parecían uno con el equino. Relevantes eran las carreras a lomo desnudo, en pelo. Eran en línea recta y fueron denominadas kawell lefun (en mapudungún correr a caballo). Tomaban precauciones para asegurar su éxito, por ejemplo dar desleídos (disolución de algo, especialmente sólido o líquido) en agua, o bezoares (concreciones calculosas que residen en las vías digestivas y urinarias de algunos mamíferos) de guanaco y venado a sus caballos, también les hacían comer aves veloces, y las plumas se las frotaban en cuerpo y patas, así adoptaban ligereza. Se acostumbraba a dibujar una raya de salida, con tierra de cementerio o grasa de puma, para retrasar al oponente. Las mujeres estaban vetadas, pues era mala fortuna. Merece mención especial el cuadro "Carrera a la chilena" del pintor antofagastino Rafael López Patiño (1897-1997). En Argentina se les conoce como "carrera de parada muerta", "carreras cuadreras", "carreras a castilla" o "carreras de andarivel".

El segundo juego proviene del altiplano boliviano. En tiempos inmemoriales los niños nativos jugaban con tripas de llamas entre dos participantes, mientras el tercero saltaba y pisaba de diferentes maneras la tripa. Según parece a mayor altura la presión atmosférica es menor, lo cual posibilita saltar a voluntad. El elástico era del intestino grueso de la llama, pues el delgado era más frágil y se dañaba fácilmente. Se conoce como elástico en Argentina, Chile y España, aquí también es llamado como goma (Andorra, Teruel, Peñafiel), les gomes (Barcelona); Francia, l'élastique; Polonia, gra w gume; Alemania, gummitwist, y lazo en Colombia.

El último y más reciente de los juegos es la canasta o rummy-canasta. Data de 1939 en el Jockey Club de Montevideo (Uruguay), expandiéndose con gran popularidad al resto del planeta. Después se redactaron las Leyes Oficiales de la Canasta por el Manhattan's Regency Club de Nueva York (Estados Unidos) con expertos sudamericanos, y publicadas por Comisiones Nacionales de Leyes de la Canasta de los Estados Unidos y Argentina entre 1949 y 1951.

Este juego consiste en grupos de siete cartas, a los que se les conoce como canasta, otorgándole al jugador puntaje adicional, siendo el número de canasta hechas el que decide el juego. Otra característica propia es cuando un jugador toma cartas de la pila de descarte, se lleva la pila completa, a diferencia de otras variantes.