Llolleína encontró en la repostería una forma de ayudar a su esposo
El año pasado los ingresos de su marido cayeron abruptamente producto de la pandemia y más encima su hija mayor entró a la universidad. Ante esa realidad, María José Duprat decidió emprender con panes, tortas, postres y pasteles.
Uno de los principales objetivos que se ha planteado María José Duprat Muñoz (36) desde que partió la pandemia ha sido poder aportar de forma monetaria en su hogar, pero sin descuidar la crianza y educación de sus hijas.
"Siempre me he dedicado a ser dueña de casa y a cuidar a mis hijas (de 11 y 19 años), preocupándome de que nada les falte. Podía hacerlo porque mi esposo se encarga de la parte económica, nunca me vi en la necesidad de trabajar o buscar trabajo", cuenta esta simpática sanantonina.
Universidad
La mayor de las hijas del matrimonio comenzó sus estudios universitarios en Santiago el año pasado, por lo que varias veces al mes debe trasladarse a la capital.
Desde un comienzo María José y su esposo sabían que tendrían que asumir el alto costo que significa salir a estudiar más allá de las fronteras de la provincia.
"Cuando los niños de ciudades como San Antonio empiezan sus vidas universitarias, la mayoría tiene que dejar la zona y para los papás eso implica un gran gasto. Por supuesto, uno está dispuesto a asumirlo, por el futuro de sus hijos, pero hay mucho en qué pensar", asegura esta madre llolleína.
-¿Con su marido estaban preparados para enfrentar el costo de una carrera universitaria?
-Son pocas las familias que están preparadas para esto, además que cuando es el hijo mayor el que está estudiando todo es nuevo. En el momento en que mi hija iba a comenzar no fue terrible, sin embargo, el tema vino con la llegada de la pandemia.
Bajan los ingresos
El esposo de María José se desempeñó por casi 10 años como chofer de la locomoción colectiva, pero con la llegada de la pandemia apareció el miedo generalizado.
"Yo me acuerdo que al principio la gente apenas salía y si lo hacía, iba a comprar una persona por familia, porque eso recomendaban, aunque pareciera que eso ya no importa, porque uno ve el centro lleno pese a la cuarentena", comenta.
Debido a diversos factores, los ingresos de su marido también se vieron afectados por la brusca caída en la cantidad de pasajeros. En ese instante, ella decidió que algo tenía que hacer para apoyar a su familia.
"El sueldo del colectivero depende del día a día, hay algunos buenos y otros que son muy malos y contra eso, no se puede hacer mucho. Yo también pensaba que era difícil buscar un trabajo, porque cada día era más la gente que quedaba cesante y me las tuve que ir ingeniando", afirma.
Negada para esto
María José sabía que una buena opción para emprender era vender pasteles y tortas, el problema estaba en que la mayoría de las recetas no le funcionaban como ella deseaba.
"Nada me salía como yo quería, pero no era algo de ahora, sino que nunca me funcionaron las recetas. Los queques no me subían o algo se me quemaba, o simplemente el sabor no era lo que se requiere para que uno haga algo como esto", confidencia sobre sus primeras experiencias en el rubro.
-¿Sentía que era buena en algún área de la cocina?
-Sí, siempre me ha quedado bueno el pan amasado, pero mi tema era con la repostería. De todas formas pensé que si quería ayudar con los ingresos y sin salir de la casa, algo tenía que hacer, porque no me podía quedar de brazos cruzados, ni menos decirle a mi hija que dejara de estudiar.
Así, en julio del año pasado comenzó a preparar su especialidad, el pan amasado, también en modalidad frica, que vendía, en un primer momento, entre sus vecinos, amigos y familiares.
Dice que el apoyo de su familia fue muy importante, ya que sus hijas y su esposo se encargaban de probar y aprobar sus panecillos antes de que salieran a la venta.
"Partí con el pan amasado y después me atreví un poco más. Me acuerdo que una amiga me dio la receta del pie de limón. Me atreví y me sorprendió el resultado, así que entre todos me motivaron para que los ofreciera por el barrio, por último", cuenta.
-¿Ese pie de limón fue el puntapié inicial para hacer otros pasteles?
-Diría que sí. Me acuerdo que cuando mi mamá nos venía a ver, sobre todo a la hora de once, le preparaba algo, y así entre todos probábamos y veíamos los puntos buenos y malos, o lo que había que mejorar de cada cosa. Al darme cuenta que podía, fui probando con nuevas cosas.
Los tutoriales en internet fueron de gran ayuda al principio, ya que María José relata que con tanto detalle no había cómo equivocarse en la elaboración de una receta.
Poco a poco, sus vecinos también se atrevían a comprar y probar sus preparaciones, lo que la motivaba a buscar otros pasteles para sorprender a todos sus clientes.
Redes sociales
Las redes sociales significaron un impulso para su emprendimiento. "Al comenzar con un negocio siempre existe un riesgo porque uno no sabe cómo será la recepción de la gente. Me atreví a que mi hija hiciera el Instagram con el que funcionamos, aprendí a usarlo y creo que fue una muy buena idea", indica entre risas.
-¿Cómo fue el recibimiento de la gente?
-Fue un poquito lento en las redes sociales, pero seguíamos vendiendo a nuestros conocidos y vecinos, entonces no me desanimé. Por el contrario, todo el apoyo que tengo de mi familia es súper importante. Cada vez que lo necesito ellos me ayudan y están al pie del cañón.
Crecimiento
Estilo Casero se llama el emprendimiento de tortas y postres de María José, el que funciona con un Instagram del mismo nombre o a través de WhatsApp (+56950022752).
"Decidí ponerle este nombre porque busco transmitir ese sabor casero de las recetas que uno siempre aprendió en la casa. Todo lo hago yo y no trabajo con nada preparado, asegura.
Esta dueña de casa y ahora emprendedora solo efectúa preparaciones a pedido, que pueden realizarse el mismo día. Solo las tortas se solicitan con dos días de anticipación.
"Siento que el coordinarme con los tiempos y seguir con la maternidad nunca fue una complicación para mí, porque siempre he sido muy organizada y me ha servido para estar al tanto de las clases de mi hija más chica y también para cumplir con los pedidos", detalla.
Los repartos de Estilo Casero los hace el esposo de María José, quien ya no se desempeña como colectivero.
"El trabajo en la locomoción colectiva estaba complejo y se presentó una oportunidad en el puerto, entonces ahora hace eso y por lo mismo los repartos son a partir de las 19 horas, todos los días", añade.
-¿Qué ha significado este emprendimiento para usted?
-Es un crecimiento personal muy importante que he logrado desde mi casa, sin salir a trabajar y sin descuidar a mis hijas. No pensé que perseveraría tanto y que podría conseguir hacer tantas cosas. Me gustaría después hacer cursos para especializarme y así ofrecer una mejor calidad en todo.
"Yo también pensaba que era difícil buscar un trabajo, porque cada día era más la gente que quedaba cesante y me las tuve que ir ingeniando",
María José Duprat
"Una amiga me dio la receta del pie de limón. Me atreví y me sorprendió el resultado, así que entre todos me motivaron para que los ofreciera por el barrio, por último",
María José Duprat
"Decidí ponerle este nombre (Estilo Casero) porque busco transmitir ese sabor casero de las recetas que uno siempre aprendió en la casa",
María José Duprat