Juan Olivares Meza

"En mi casa yo al menos no leía mucho el diario, no era como ahora que lo leo siempre. La gente comentaba, decían que la guerra terminó cuando lanzaron la bomba atómica, las personas lo comentaban, se hablaba mucho de eso".

Así recuerda Elsa del Carmen Retamales lo que ocurrió hace exactos 76 años cuando en agosto de 1945 los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki pusieron punto final a la Segunda Guerra Mundial. La sanantonina tenía entonces 24 años.

Elsa, que nació el 7 de agosto de 1921 en la casa de su madre del pasaje Ahumada, de la avenida Centenario, rememora con nitidez los terremotos que a lo largo de un siglo derribaron el país varias veces, cuenta que le gustaba tomar helados en una fuente de soda que en la década del 50 había cerca de la plaza, casi frente a Blanco Encalada, donde años más tarde estaría la recordada "Casa Alonso", con el burrito que saludaba.

Estudió hasta octavo básico en la antigua Escuela 1 de Mujeres que estaba en la calle Arturo Prat de San Antonio, y a los 16 era ayudante de una modista. Después trabajó en una pescadería en la antigua estación de trenes de San Antonio, también vendiendo pasajes en la antigua oficina de la Pullman en Barros Luco con Centenario. Se casó en 1952 con Mario Briceño, el amor de su vida que a sus 95 años todavía la acompaña.

Todo lo que hasta aquí se relata lo cuenta la misma Elsa, con una lucidez rotunda que corona sus 100 años de vida.

La centenaria sanantonino nos recibió en su casa de la calle San Pedro, en Cristo Rey, donde vive hace unos sesenta años, sentada junto a la ventana la acompaña su marido, que escucha atentamente cómo la ex trabajadora de Rayonhil repasa las historias acumuladas en los cien años que ha vivido.

En familia

Elsa del Carmen Retamales celebró el siglo de vida rodeada de su familia. Con el amor de sus tres hijos, Mario, Marcia, Sergio, con la alegría de los siete nietos, el calor de los 14 bisnietos, y la juventud de sus dos tataranietos.

De los múltiples oficios que desempeñó para ganarse la vida, Elsa Retamales recuerda con especial cariño los 10 años que trabajó en Rayonhil, donde conoció a Mario, su compañero durante ya 69 años y donde se desempeñó como obrera conera.

Sobre su vida, dice que "la familia es lo más importante, en mi caso mis tres hijos, que son las alegrías más grandes que pude tener en la vida y también el cariño de mi compañero, su amor y respeto, siempre me ha tratado con respeto y nunca, nunca nos hemos separado. Una sola vez por razones familiares estuvimos tres meses alejados y nunca más, aquí estamos juntos todavía y así vamos a seguir".

Y se toman de la mano los viejitos, se miran con ese cariño y ternura que suele dar la vida juntos. Por la casa se desparraman los recuerdos, algunos cuelgan de las paredes, o miran desde algún mueble; como la foto familiar donde Elsa y Mario, en la juventud de la mitad del siglo pasado, salen acompañados de sus tres hijos, pequeños todavía.

69 años de matrimonio lleva Elsa Retamales con su marido Mario Briceño.

La trabajadora social Verónica Chau se desempeñó durante varios años como coordinadora de la Oficina de Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Municipalidad de Cartagena y luego que no le renovarán el contrato en julio pasado, la profesional acusó discriminación política.

Sobre su denuncia, Verónica dijo que "más que una desvinculación, fue una no renovación de contrato producto de una discriminación política arbitraria y lo quiero visibilizar para que situaciones así no se vuelvan a repetir; para que mis compañeras y compañeros no tengan miedo de pensar u opinar distinto".

Insistió en que con esta denuncia no está "pidiendo la reincorporación a la municipalidad, ni mucho menos, solamente quiero que esto se visibilice y no vuelvan a echar a nadie más, porque ese es el tema central".

Aseguró que desde el municipio "no tienen argumentos técnicos (para terminar el contrato) porque mis evaluaciones siempre han sido las mejores en términos externos, porque a mi me supervisaba el Sename (Servicio Nacional de Menores) y desde esa lógica todas mis evaluaciones técnicas y profesionales siempre han sido muy buenas, durante todos los años de mi servicio como profesional en la municipalidad".

Verónica Chau informó que ya se asesoró legalmente "con un abogado que está resolviendo todas las acciones legales sobre la jurisprudencia que hay para los honorarios cuando hay un despido injustificado. Esto busca el pago que no se hizo durante todos estos años respecto al área de seguridad social, como AFP, salud, seguros de cesantía, seguros laborales y por supuesto la indemnización por los ocho años de trabajo".

La Municipalidad de Cartagena declinó entregar alguna versión limitándose a confirmar que no se trata de una desvinculación, sino que de un término de contrato.