Los picarones
por Yvaín Eltit, presidente Sociedad de Folclor Chileno.
Del abundante menú virreinal sobreviven carnes, guisos y sopas, ciertamente un apetitoso postre, me refiero a los picarones o buñuelos.
Según la Real Academia Española (RAE) serían: "Masa de harina, huevos, leche, agua de anís y azúcar, a la que a veces se incorpora camote o zapallo, que se fríe en forma de aros y se sirve con almíbar solo o de higos". Esta preparación se origina en el barrio del Malambo en el sector del Rímac (Perú), una zona geográfica densamente habitada por esclavos angoleños, lo cual podemos dar cuenta en "Historial de la cueca" (1979), un verdadero tratado estético por Pablo Garrido Vargas (1905-1982). Aquellos naturales de África introducirán el cajón a la música, originarán los choncholines (chunchules) y serán los padres de la zamacueca (primero chilena, luego cueca), últimos dos elementos que siguen confirmando la íntima relación chileno-peruana. Su consumo se masificó con las procesiones religiosas del Señor de los Milagros (octubre). Con el tiempo serán los pregones mestizos, mulatos y afros los que iniciarán la venta de tan tentador dulce desde las 14 hrs. hasta el anochecer, escena representada por el pintor peruano Francisco "Pancho" Fierro Palas (1809-1879), en detalle en una acuarela pintada en 1850.
Posiblemente los picarones llegaron a nuestro país por aquellos viajes de ida y vuelta que se generaban con el tráfico de esclavos, lo cual rápidamente se incorporó como una fuente laboral. Algunas luces nos entrega el músico y político José Zapiola Cortés (1802-1885) en "Recuerdos de treinta años" (1872): "La plaza hasta la pila, decimos, estaba ocupada por los vendedores de mote, picarones, huesillos, etc."
La primera receta en Chile de estas delicias fue en septiembre de 1880 cuando el abogado Marcos Mena Alviz (1817-1891) publica "El consejero doméstico o sea un paso hacia la verdad higiénica", en la página 350 se refiere el consejo número 313 donde se cuentan los pasos para realizar "Los célebres picarones de la negra Rosalía", un testimonio epocal podríamos leerlo en "La negra Rosalía o el club de los picarones" impresa por el periodista Justo Abel Rosales Justiniano (1856-1896), poco antes de su muerte. En una mirada más contemporánea se puede leer "Sabor y saber de la cocina chilena" por el crítico gastronómico chileno Hernán Eyzaguirre Lyon (1914-1987) donde intenta dar un relato más biográfico a la historia de Rosalía; o bien vale la pena oír al pregón cantado "La buñuelera" de la compositora y diseñadora peruana Victoria Santa Cruz Gamarra (1922-2014).