El cambio climático se manifiesta, estudia y enfrenta en las playas del Litoral Central
Diez estaciones de monitoreo de la erosión de las playas se instalarán en la Región de Valparaíso, dos de ellas ya están operativas en Algarrobo y Punta de Tralca.
Ya no hay lugar para dudas. Los efectos del cambio climático se están manifestando con mayor fuerza en la provincia de San Antonio. Se hace notar con la sequía, la degradación del suelo, estaciones cada vez más cambiantes y, por su puesto, en aquello que toda la provincia tiene en común: el mar.
Investigadores están trabajando para determinar cómo afectará a los humanos dentro de los próximos años y usando la tecnología para medir su impacto en la costa.
Desde esta semana los visitantes de las playas del Litoral Central se pueden unir a una red internacional de monitoreo, que permitirá conocer los cambios en el crecimiento y la erosión de las playas en Chile.
A través del uso de sus celulares, personas de todas las edades podrán transformarse en improvisados científicos y, de esta forma, ayudar a identificar con precisión las transformaciones en la línea de la costa.
"Las zonas costeras son un importante recurso ambiental, social y económico, vulnerables a la intervención humana, los desastres naturales y los efectos del cambio climático", dice Waldo Pérez, director del Centro de Observación de la Tierra Hémera de la Universidad Mayor y del sistema de monitoreo integral de la dinámica del litoral, Moncosta (Coastal Monitoring).
"Las características de las playas cambian constantemente debido a fenómenos como las marejadas, el oleaje y las intervenciones antrópicas (del hombre). Conocer los cambios en las playas es de vital importancia para una mejor conservación del litoral y definición de políticas de adaptación al cambio climático", explica el académico.
El equipo de la casa de estudios ha generado una inédita base de datos con posiciones de la línea de costa, que fueron extraídas a partir de imágenes satelitales que han mostrado los cambios producidos en algunos sectores de las playas de la Región de Valparaíso.
Con ellos encontraron que los balnearios han perdido entre 20 centímetros y cuatro metros de ancho.
La plataforma se llama CoastSnap y fue financiada por el Gobierno Australiano y desarrollada por el Laboratorio del Agua de la University of New South Wales (Sydney).
Tiene más de 200 estaciones en 21 países y seis continentes, con 72 estaciones en Europa, 69 en Oceanía, 33 en Norteamérica, 19 Sudamérica, entre ellas en Algarrobo y Punta de Tralca, cinco en Asia y cuatro en África.
Idania Briceño, investigadora del Centro Hémera y codirectora de Moncosta, explica que los visitantes de las playas "contribuirán a la base de datos comunitaria de los cambios en la playa, tomando fotografías con sus celulares desde la misma posición y ángulo de visión".
Las imágenes "complementarán los datos locales de las playas para el análisis de eventos extremos como tsunamis y tormentas o derivados de la intervención humana como es el caso de construcciones sobre la playa y humedales costeros".
Luego de tomar las fotografías, las personas deberán compartirlas usando la aplicación gratuita Coastsnap y en redes sociales usando el #coastsnapalgarrobo y #coastsnappuntadetralca, quedando automáticamente en la base de datos de las municipalidades y Gobierno Regional de Valparaíso.
Posteriormente, "con algoritmos de procesamiento de imágenes, las fotografías son rectificadas y se aplican técnicas de detección de bordes para cartografiar la posición de la costa", explica Briceño, quien dirige además el Magíster en Teledetección de la U. Mayor.
Las primeras estaciones costeras de monitoreo fueron inauguradas en Algarrobo el jueves 4 de agosto, en Punta de Tralca el lunes 8 de agosto, y en Papudo el miércoles 7 de septiembre, a las que se sumarán otras en Santo Domingo, Valparaíso, Cartagena, Viña del Mar y Puchuncaví.
El mar no solo trae problemas con la erosión, también lo hace con las marejadas.
A finales de agosto, una publicación científica liderada por el académico de la Universidad de Valparaíso e integrante del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres Patricio Winckler reveló que los efectos del cambio climático, tales como marejadas y el aumento del nivel del mar, impactarán en la infraestructura portuaria en las próximas décadas.
Chile cuenta con 28 puertos mayores, San Antonio, por supuesto, es uno de ellos.
El reciente estudio publicado en la revista científica Coastal Engineering Journal evidencia que los cierres de puerto ascendieron a 17.153 horas en los espacios analizados entre 2008 y 2018, lo que implicó pérdidas anuales de 18 millones de dólares solo por servicios de "muellaje" y transferencia de carga en los casos estudiados.
"En solo una década, los cierres de puerto aumentaron de 17 horas en 2008 a 3.022 horas en 2018 en todos los sitios analizados, los que podría estar asociado a un aumento de la frecuencia de las marejadas y a exigencias mayores para garantizar la seguridad de las maniobras de los grandes portacontenedores que llegan a Chile", explica Patricio Winckler.
Además, el análisis muestra que, aunque los puertos del norte están bastante alejados de las zonas de generación de olas en el Océano Pacífico sur, fueron los más afectados, con 310, 100 y 1.088 horas anuales para Arica, Iquique y Antofagasta, respectivamente.
En tanto, los muelles situados en las regiones del centro y sur de Chile, en contraste, tuvieron tiempos de inactividad comparativamente menores.
Para evaluar los efectos asociados al cambio climático en las operaciones portuarias, el estudio calculó y proyectó el clima de oleaje para un periodo histórico (1985-2004), mediados de siglo (2026-2045) y fines de siglo (2081-2100).
De acuerdo con el experto de la Universidad de Valparaíso, se calculó el tiempo de inactividad que podrían tener los terminales en el futuro.
Así, las condiciones operativas se deteriorarían en Iquique y Antofagasta; mejorarían levemente en Valparaíso y San Antonio; y mejorarían significativamente en San Vicente.
"A finales de siglo, no obstante, todos los puertos experimentarían una mejora en las condiciones operacionales, ya que, con el cambio climático, el oleaje en promedio se generará más al sur, arribando a las costas del Chile central y norte, con menos energía. Eso se traduce en una reducción en la cantidad esperada de cierres de puerto y en un beneficio económico asociado", sostiene Winckler.
El experto complementa que en los próximos 30 o 40 años, el sistema climático se verá desplazado hacia el sur y las olas en promedio van a llegar a la zona central con un poco menos de energía. "Eso podría ser en términos probabilísticos beneficioso, porque la cantidad de marejadas eventualmente podría disminuir, lo que podría acarrear una mejora en las condiciones operacionales de algunos puertos", acotó.
Desde el punto de vista de la infraestructura, Winckler advierte que vamos a experimentar un incremento del nivel del mar que, combinado con las marejadas, se traducirá en un mayor sobrepaso y, por ende, mayor daño de las obras de abrigo, que cumplen la función de reducir la acción del oleaje.
En esa línea, el experto indica que la mantención preventiva y reparación de las obras existentes debiera ser prioridad de los organismos del Estado y los concesionarios.
"Debemos revisar aquellas estructuras que son muy antiguas y que han sido golpeadas por grandes terremotos, tsunamis y marejadas en Chile y, en función de ello, definir medidas de adaptación", expuso el experto.
"Las zonas costeras son un importante recurso ambiental, social y económico, vulnerables a la intervención humana",
Waldo Pérez, director del Centro de Observación de la Tierra Hémera de la Universidad Mayor
"Conocer los cambios en las playas es de vital importancia para una mejor conservación del litoral y definición de políticas de adaptación al cambio climático".