"Estrellas de Monte Mar": el taller de tejido que unió a un grupo de mujeres con sentido social
Sus integrantes tienen en común que son dueñas de casa y viven en lo alto de un cerro de Cartagena que no cuenta con locomoción y donde el apoyo mutuo es fundamental para enfrentar el día a día.
Un grupo de mujeres, todas vecinas del sector de Miramar 3, en la parte alta de Cartagena, se organizaron para apoyarse y hacer frente a las dificultades que tienen al vivir en un cerro donde no cuentan con servicios básicos ni locomoción, lo que dificulta la cotidianidad, especialmente de los adultos mayores que residen en el lugar.
Para compartir, conocerse más y combatir la soledad se organizaron y crearon "Estrellas de Monte Mar", un taller en el que han aprendido diferentes técnicas de tejido y lo más importante, han salido de la rutina que las mantenía entre las cuatro paredes de su hogar día tras día.
Paola Collao y Susan Farfán forman parte de esta iniciativa desde que se inició y ambas comentan lo beneficioso que ha sido tanto para ellas, como para las demás vecinas.
"El taller Estrellas de Monte Mar partió en mayo con tres personas y ahora ya somos 20. Se hizo con el objetivo de apoyar a la mujer que está en el hogar, que es mamá, esposa, hija, la que se encierra en la casa. Este espacio nos da la oportunidad para expresarnos, además de aprender a tejer. En mi caso llegué sin saber nada sobre tejido, no sabía usar un telar, estaba totalmente nula. Hoy ya sé tejer gorritos, he hecho calcetas, bufandas y lo mismo ha pasado con otras compañeras. Lo más importante es que nos apoyamos entre todas. Si una compañera anda mal emocional o económicamente, ahí estamos", cuenta Paola Collao, orgullosa de la organización con sentido social que conformaron.
-Ustedes comparten las dificultades de vivir en un sector que no está urbanizado…
-Vivimos en Miramar 3, que es un pueblo olvidado porque allá no llega la locomoción colectiva. Hay vecinas que podrían ir al club del adulto mayor, pero no pueden porque vivimos detrás de una quebrada, entonces cuando llueve quedamos aislados. Este taller es un bracito de una organización que se llama "Alcanzando Sueños".
-Susan, ¿cómo es el día a día de las familias al no contar con locomoción?
-Hay que caminar nomás. Por ejemplo, por el tema del barro no pude mandar a la niña al colegio durante dos días porque con la lluvia se forma lodo y se acumula agua. Hay un integrante de la organización que es paramédico y él va a gestionar visitas para los vecinos que están postrados.
-¿En tu caso por qué quisiste vivir en ese lugar sabiendo los problemas que tiene?
-Por necesidad. Siempre he arrendado, pero con la pandemia empezaron a pedir las casas y subieron mucho los arriendos. Como estaba esta casa, mi mamá me dijo que mejor me viniera, para que no anduviera dando rumbos con mis tres hijos. Uno es joven y aun así nos cuesta subir y bajar el cerro, imagínese lo que pasa con los abuelitos que viven solos.
-¿Cómo se organizan para ir a hacer sus compras?
-Vamos al supermercado una vez a la semana porque no están los medios para pagar una carrera que sale 3 mil pesos todos los días hasta el centro, porque hasta San Antonio nos cobran 10 mil. Si yo bajo, le aviso a las vecinas y les traigo sus cosas.
-¿Tienen otros proyectos que quisieran concretar?
-Con el taller queremos darle la vuelta y hacer nuevas actividades como un taller de batucada para los niños arriba del cerro, porque ellos no tienen una plaza, un sector verde donde jugar o salir a distraerse. Yo vivo hace un año y medio, pero toda la vida he ido al cerro. Conozco la realidad de mis vecinos desde que era niña y he visto cómo sufren las personas, que en su mayoría son adultos mayores.
La mejor terapia
Mayling Acuña por años se ha dedicado al rescate animal y a defender causas en materia medioambiental, sin embargo, este año quiso compartir un hobby que tiene desde su infancia de manera voluntaria para ayudar a este grupo de mujeres que le retribuyen con agradecimiento, cariño y aportándole desde su experiencia.
"Yo no vivo arriba en el cerro, pero conocí la realidad a través de mi mamá que vive en el sector. Cuando tuvo covid no pudo ir la ambulancia y, así como ese, tienen muchos otros problemas. Yo soy monitora del taller de tejido a crochet y a telar. Quise apoyarlas porque hay mujeres muy destacadas, entre ellas actrices que son adultas mayores. Tenemos una abuelita que pinta cuadros bellísimos. Hemos averiguado cómo hacerlo para que puedan participar en ferias de artesanos, pero como no hay locomoción, no tiene cómo bajar para mostrar lo que hacen.
-¿Cómo has visto que ha funcionado el taller?
-Yo me siento orgullosa y contenta por todas ellas. Hay gente que no sabía nada, por ejemplo, una alumna que es de la tercera edad decía 'no puedo, no sirvo', y la primera vez que terminó de tejer un gorrito, todas nos emocionamos y ella no podía creer lo que había hecho con sus propias manos. Me siento orgullosa de todo lo que tejen porque es un logro mío también.
-¿Desde cuándo tejes?
-Yo tejo desde los cinco años cuando me enseñó mi abuelo chino con un carrete y dos clavos. Ahí empecé a tejer a crochet. Después aprendí más viendo a mi mamá, que es otra tejedora. Ella teje a crochet, palillo y hace esculturas de fieltro. En nuestra familia tenemos habilidades manuales. En mi caso había dejado un poco de lado el tejido porque realmente mi tema es medioambiental y trabajo en rescate animal, pero me enfermé. Tuve una bacteria y con el tratamiento se me declaró lupus sintomático, entonces estuve muy mal anímicamente. Como me tuve que ir donde mi mamá por la 'depre', empecé a conocer a los vecinos y sus problemáticas. Esto me ha servido de terapia. Ellas dicen que aprenden y yo aprendo de ellas. Para mí el miércoles es sagrado y no cambio por nada ir a hacerles el taller.
-¿Qué técnicas de tejido manejas?
-Tejo crochet, a telar mexicano, chino y mapuche. Estoy súper contenta porque esto es algo que antes enseñaban los abuelos y en el colegio, y se ha perdido con el tiempo. Hay mujeres que antes tejían, lo habían dejado de hacer y con el taller lo retomaron. Yo me reflejo en Monserrat que tiene 5 años y ya teje a telar. Ella perfectamente puede tejer un gorro. A su misma edad yo empecé a tejer.
Rifan sus trabajos
En estos días las participantes de "Estrellas de Monte Mar" están promoviendo una rifa para reunir fondos con el objetivo de costear los insumos que utilizan en el taller y aportar con las vecinas que lo necesiten.
Los premios son diferentes tejidos que han confeccionado, entre ellos hay gorritos, trajes para bebé, ponchos, entre otras prendas que se pueden ver en la cuenta de Facebook (Estrellas de Monte Mar). El valor del número es de $1.000 y se deposita en la cuenta rut 12.670.728-2, enviando el comprobante al correo estrellasdemontemar2023@gmail.com.
"El taller Estrellas de Monte Mar partió en mayo con tres personas y ahora ya somos 20. Se hizo con el objetivo de apoyar a la mujer que está en el hogar",
Paola Collao
"Vivimos en Miramar 3, que es un pueblo olvidado porque allá no llega la locomoción colectiva. Hay vecinas que podrían ir al club del adulto mayor, pero no pueden porque vivimos detrás de una quebrada",
Paola Collao