Pinceladas de la historia de San Antonio
El capitán Pomar en su viaje de reconocimiento de esta zona se sorprende al llegar a la boca del río Maipo y encontrarse con pescadores que usan bolsas de cuero de lobos, que inflan antes de botar las aguas e iniciar arriesgadas maniobras en las faenas de pesca.
En la desembocacura del río existen las principales bodegas de la sociedad explotadora de granos de Puerto Nuevo y se encuentran unidas por medio de un ferrocarril de sangre con San Antonio.
En esos años el alumbrado público consistía en unos pocos faroles en el centro del pueblo, unos diez o doce, los cuales funcionaban con kerosene, combustible que era adquirido y suministrado por el municipio. Estos faroles se encendían por un nochero a las 18 horas y se apagaban a las 7 de la madrugada.
El diario Los Tiempos publica el 22 de noviembre de 1895 el llamado del municipio a propuesta pública para la adquisición de parafina para el alumbrado público. Los habitantes en sus casas se alumbraban con velas de sebo.
Pasarían dos décadas para que la ciudad pudiera contar con luz eléctrica. Recién en 1928 se construye una planta generadora de electricidad en el sector de Puertecito.
El pueblo carecía de algún sistema que lo dotara de agua potable. Este vital elemento era extraído de las distintas vertientes que existían en las cercanías, el cual era trasladado en carretas o burros al centro del pueblo para ser distribuida..
El sector de Barrancas contaba a la salida de las nuevas instalaciones del Registro Civil, al costado de la cárcel pública, en el lado sur de la plaza de Barrancas, entre otros lugares, con varias de estas vertientes.
En esos años tampoco los habitantes contaban con un sistema de alcantarillado. Recién en los años 30 se canaliza el estero Arévalo.
Patricio Guzmán Martínez
Academia de Historia de San Antonio