El 53% de los chilenos sitúa a la marraqueta como su pan favorito
En sondeo duplica en preferencias a hallulas y molde. Gremio analiza las razones y sostiene que nuevos tipos de panes no mellarán su popularidad.
Leo Riquelme
Una encuesta encargada por Espacio Food & Service, la feria alimentaria más importante del país y el Cono Sur, concluyó que la marraqueta, en algunos puntos conocida como "francés" y en otros como "batido", es por lejos el pan predilecto de los chilenos.
De acuerdo al sondeo, el 53% de quienes viven en territorio nacional la prefieren. Sus más cercanos perseguidores son la hallulla y el pan de molde, ambos con un 21%, y en cuarta ubicación se sitúan las dobladitas, con un 5%.
"La marraqueta es popular porque es un pan que llevamos los chilenos en el corazón. Nos ha acompañado toda la vida porque es muy versátil, es fácil dividirlo para compartir y acompaña cualquier comida. Además, es bastante sabroso y sano porque no contiene grasas ni azúcares añadidas", plantea el presidente de la Asociación Gremial de Industriales del Pan (Indupan), Juan Mendiburu.
"Siendo muy complicado y difícil de hacer, con insumos más caros, se vende a precio de pan corriente y eso es importante para la gente, porque se come todos los días. Todos sentimos que la marraqueta es chilena, es algo nuestro, es parte de nuestra identidad", la destaca.
Efectivamente, el naturalista francés Claudio Gay sugirió en un texto de 1865 que este pan databa del siglo XVIII, aunque el historiador Benjamín Vicuña Mackenna atribuye su creación a la panadería de un español que funcionaba en 1810 en Santiago, en el sector La Chimba; y otras versiones sin corroborar sostienen que su nombre se debe a dos hermanos franceses avecindados en Chile en el siglo XX y que se apellidaban Teran-Marraquett.
Esta teoría fue acogida en mayo por la destacada revista de críticos gastronómicos, que situó a la marraqueta como el tercer mejor pan del mundo, tras el colombiano bono y el brasileño pan de queso. Del chileno destacó que su "corteza es tan apreciada que algunas personas incluso sacan la miga antes de consumirla".
"La popularidad de la marraqueta se puede atribuir a varios factores que han sido destacados por expertos chilenos en el ámbito de la gastronomía y la cultura, al ser parte de la tradición culinaria de nuestro país, su versatilidad y sabor, la accesibilidad y precio, entre otras. Estos factores han contribuido a que la marraqueta sea un pan icónico que se ha convertido en un símbolo de nuestra identidad", coincide el director comercial de Food & Service, Andrés Ilabaca.
Nuevos sabores
De acuerdo a datos de la industria, en Chile se consumen 90 kilos de pan por persona al año, siendo superado a nivel mundial por la ingesta de los turcos y alemanes.
En los últimos años, las panaderías locales han abierto su oferta a otros como el baguette, la ciabatta, los panes de molde con fermentos, los de masa madre, de semillas, a nuevos tipos de harinas y a la producción sin gluten.
Esta expansión llevó a que para la feria que Food & Service prepara en Espacio Riesco para el 1, 2 y 3 de octubre, en Santiago, tenga reservado un sitial para el Pabellón del Pan.
"Este espacio nos permite comprender mejor la industria y sus productos derivados, con el objetivo de educar al consumidor a elegir opciones de mayor calidad y en las cantidades adecuadas", promociona Ilabaca.
Pese a reconocer su mayor incidencia en los paladares nacionales, el presidente de Indupan no cree que esto alterará la balanza.
"Estos panes nuevos no deberían mermar el consumo de marraqueta en Chile. La marraqueta ocupa más o menos el 70% del consumo en pan, entonces uno puede ver que las personas compran su marraqueta de siempre y llevan un pan nuevo, que sí, son buenos, sabrosos y sanos, pero no son panes del día a día porque son más caros. La gente los compra más para consumo de fin de semana u ocasiones especiales, pero la marraqueta se come a diario. No creemos que afectarán su consumo, más bien estas nuevas opciones se agregan a la dieta, pero no le quita espacio a la marraqueta", avizora Juan Mendiburu.