El militar nacido en Cartagena que se convirtió en héroe chileno en la Guerra del Pacífico
El historiador José Luis Brito investigó la vida del teniente coronel Ricardo Santa Cruz, quien destacó en el desembarco y toma de Pisagua, el 2 de noviembre de 1879. Hoy una calle y una plaza de su comuna natal llevan su nombre.
La Guerra del Pacífico, el conflicto armado que enfrentó a Chile contra la alianza formada por Perú y Bolivia, se desarrolló entre 1879 y 1883 y quedó en la historia como uno de los capítulos bélicos más emocionantes en los 214 años de vida independiente del país.
Un aspecto desconocido de este enfrentamiento militar es la activa presencia de un militar nacido en la comuna de Cartagena: el teniente coronel Ricardo Santa Cruz. El historiador sanantonino José Luis Brito desarrolló una larga investigación que le permitió conocer detalles inéditos de la vida y de la heroica participación en la Guerra del Pacífico.
"Ricardo Santa Cruz Vargas nació en Cartagena el 2 de julio de 1847 y fue bautizado el 8 de septiembre del mismo año en la Iglesia de Lo Abarca. Cuando aún no cumplía 14 años ingresó a la Escuela Militar Bernardo O'Higgins, en Santiago, el 27 de febrero de 1861. Se graduó como alférez del arma de infantería en 1865", comienza contando Brito en su trabajo de investigación.
Vida militar
De acuerdo a los antecedentes reunidos por el investigador, el 12 de enero de 1865 Santa Cruz fue ascendido a subteniente e inmediatamente destinado al batallón Segundo de Línea. "Con este grado hizo la campaña del norte durante la guerra contra España (1865-1866) destacándose en Caldera junto a Eleuterio Ramírez , ya que el 27 de noviembre Santa Cruz tomó parte en el ataque a la fragata española 'Berenguela' que fue bloqueada en dicho puerto. Ese día el comandante de armas de Caldera, coronel graduado José Antonio Villagrán, trató de sorprender a los españoles en la bahía de Calderilla con un grupo de lanchas cañoneras, sin que este ataque lograra el objetivo, pues el fuego de los cañones de la fragata española, obligó a los chilenos a abandonar su intento", relata Brito.
Tras ese combate, el militar cartagenino regresa en 1874 a Santiago y fue nombrado profesor en la Escuela Militar. Tres años después fue designado como comandante del regimiento Zapadores. Con ese nuevo cargo, emprendió rumbo al sur a la zona de la frontera a combatir a los indígenas, adoptando el eslogan "Los obstáculos son para ser vencidos", lema que hasta hoy es utilizado por los ingenieros militares chilenos.
"Fue un hombre muy estudioso de las tácticas europeas de guerra, logrando imponer algunas en el Ejército chileno, siendo admirador del empleo de unidades ligeras del Real Ejército Británico, adaptó sus tácticas a su unidad", lo describe Brito en su indagación.
Guerra del Pacifico
El exdirector del Museo de San Antonio narra que "el 13 de abril de 1879, con el grado de sargento mayor, Ricardo Santa Cruz fue llamado para integrar las fuerzas del Ejército que debían marchar al norte a pelear contra Bolivia y Perú, como comandante del tercer escuadrón del regimiento Zapadores. Era el inicio de lo que la historia conocería como la Guerra del Pacífico. En octubre de ese mismo año, ya se encuentra en Mejillones con su tropa, formando parte de las unidades que le rinden honores al almirante peruano Miguel Grau y a otros caídos en el Combate naval de Angamos (8 de octubre de 1879), donde fue capturado el Huáscar", detalla el también naturalista.
La investigación reveló además que el militar cartagenino "fue un valioso auxiliar de mando y participó en la instrucción que se hacía a los reclutas y a los soldados de línea en el empleo de la guerrilla, mientras permanecían en Antofagasta. Debido a su profunda afición al estudio de manuales extranjeros, Santa Cruz pudo redactar un manual de instrucción que prestó valiosos servicios al Ejército. Su actividad lo hizo destacarse ante la mirada atenta del general en jefe del Ejército chileno, Erasmo Escala, quien al iniciarse la Campaña de Tarapacá ordenó que el transporte 'Lamar', que llevaba a bordo a la Brigada de Zapadores, marchara a la cabeza para que esta tropa fuera la primera en desembarcar y preparara el camino a las otras unidades".
Toma de Pisagua
Ya luciendo su grado de teniente coronel, le correspondió desembarcar con sus zapadores en Pisagua (en la actual región de Tarapacá), en aquel momento territorio boliviano. Junto a los soldados del regimiento Atacama, se convertiría en protagonista principal de esta gesta.
"Al comenzar el desembarco el 2 de noviembre de 1879, una compañía de Zapadores y dos del Atacama fueron las primeras que pisaron tierra enemiga. Tan pronto como se inició el avance de la segunda ola, Santa Cruz con el resto de su batallón saltó a tierra y tomando la dirección de la unidad marchó con bizarría sobre las líneas adversarias, desplegando sus compañías en guerrillas y manejándolas al son de la corneta, logrando ascender en el dificultoso terreno y llegar y doblegar a las fuerzas enemigas", detalla Brito.
Según el historiador sanantonino, los zapadores, comandados por el oficial cartagenino, hicieron gala de su orden y disciplina de combate, "lo que les hizo ganar la admiración de todas las fuerzas de desembarco, y el prestigio de Ricardo Santa Cruz creció ante los ojos de sus soldados. Actualmente, el 2 de noviembre (el día del asalto y toma de Pisagua) es considerado el Día del Arma de los Ingenieros Militares de Chile.
Quebrada de tarapacá,
Tras el éxito de la misión en Pisagua, Santa Cruz y sus zapadores llegaron a reunirse con las tropas vencedoras del coronel Sotomayor, para días más tarde formar la columna que, al mando del coronel Luis Arteaga, marcharía para realizar un ataque sobre la quebrada de Tarapacá".
Sobre aquel momento, Brito señala que "las tropas mandadas por Santa Cruz perdieron su dirección en la camanchaca de la amanecida. Hombres y bestias no bebían ni comían desde hace 48 horas y el cansancio había alargado la columna de 500 hombres en más de tres kilómetros".
El historiador aporta que "cuando se levantó la niebla, Santa Cruz comprobó que había perdido la dirección hacia su objetivo y, en cambio, desfilaba por la ceja, a la vista enemiga de la aldea de Tarapacá. El adversario lo había visto, por lo que sus cornetas tocaron la alerta. Los oficiales de artillería de su columna solicitaron autorización para abrir fuego sobre las fuerzas adversarias que se arremolinaban en el fondo de la quebrada y que, con algunas fracciones, comenzaban a trepar por la ladera en actitud de sorprenderlo".
"Santa Cruz negó la autorización, lo que permitió a los infantes peruanos alcanzar la ceja y colocarse a su retaguardia, abriendo un nutrido fuego de fusil. Santa Cruz había enviado a su caballería a Quillaguasa, de modo que solamente contaba con sus 400 infantes y zapadores", agrega.
Brito recordó que "con una extensa línea de combate comenzó a hacer frente a la infantería aliada que parecía brotar de la quebrada y sin poder hacer uso de su artillería. El combate se convirtió en una hecatombe: en media hora Santa Cruz había perdido un tercio de sus hombres y el adversario una cantidad similar. La llegada de los granaderos salvó a la columna chilena, ya que su presencia obligó a retroceder al enemigo".
En su investigación, Brito asegura que "el saldo del combate fue espantoso: la mitad de los soldados de Santa Cruz había caído en la lucha antes del mediodía. Pero aún quedaba algo peor, pues el enemigo que había sido rechazado en todas partes recibió refuerzos provenientes de Pachica, generando en la tarde un nuevo ataque que tuvo como resultado la derrota de las fuerzas de Arteaga y su desastrosa retirada a través de la pampa, donde sufrieron considerables pérdidas".
Su muerte en tacna
Una vez concluida la campaña de Tarapacá, el Ejército de Chile comenzó la campaña de Tacna, desembarcando en Pacocha e Ilo, a lo que siguió el exitoso combate de Los Ángeles. La meta ahora era Tacna y el 26 de mayo de 1880 comenzó el ataque contra las fuerzas del ejército aliado perú-boliviano.
"La Batalla de Tacna fue particularmente dura. Mientras los zapadores atacaban para aliviar la presión que los aliados hacían a la primera línea de combate, reforzando a sus divisiones delanteras, el comandante Ricardo Santa Cruz fue herido de muerte, cuando sus tropas alcanzaban los atrincheramientos adversarios. Una bala lo alcanzó en el vientre y falleció luego de conocer el triunfo alcanzado por los chilenos en la acción", resalta Brito.
Ricardo Santa Cruz estaba casado con Magdalena Argomedo y Urzúa y su temprana muerte le impidió ver crecer a sus tres hijos: María Elena del Carmen, Ricardo Camilo del Carmen y Alfredo de Las Mercedes.
Sus restos fueron embarcados, traídos a Chile y sepultados en el cementerio General de Santiago.
El historiador Vicuña Mackenna escribió sobre él: "En el alto de Tacna cayó el primero entre los primeros, Ricardo Santa Cruz, adalid de 33 años que, como don Ramón Freire en Maipo, mandaba en tan temprana edad uno de nuestros más aguerridos regimientos".
El poeta José Antonio Soffia también le dedicó palabras: : "Mientras haya en Chile quien lleve uniforme de soldado, habrá quien llore y quien recuerde al que fue no jefe y sí padre y hermano de sus subordinados".
Homenajes
Brito cuenta que en 2007, el municipio cartagenino decidió instalar una estatua de su héroe y renombrar la plaza Kennedy (en la Terraza) como plaza Ricardo Santa Cruz Vargas. También una calle de su ciudad natal lleva su nombre, y también la calle principal de Traiguén, en La Araucanía.
"Así mismo, en el alma máter de los ingenieros de Chile, es decir, la Escuela de Ingeniero Militares de Tejas Verdes, el Regimiento Tradicional Lumaco instala el 2 de junio de 2011 un busto en bronce del héroe Ricardo Santa Cruz Vargas, en frente de la excaballerizas de la exhostería de Tejas Verdes, actual casino de oficiales y que hoy son salas de clases de los diferentes alumnos que se forman en dicha escuela. Además, el lema del Batallón Mackenna de la Escuela de Ingenieros y de los Ingenieros Militares de Chile es 'Los obstáculos son para ser vencidos', la frase pronunciada por Santa Cruz", concluye Brito.
"El saldo del combate fue espantoso: la mitad de los soldados de Santa Cruz había caído en la lucha antes del mediodía. Pero aún quedaba algo peor...",
investigación de José Luis Brito
"Ricardo Santa Cruz fue herido de muerte, cuando sus tropas alcanzaban los atrincheramientos adversarios. Una bala lo alcanzó en el vientre y falleció luego de conocer el triunfo alcanzado por los chilenos en la acción",
investigación de José Luis Brito