Indignación por ladrones que le robaron andador a un anciano que vive en la calle
La vileza humana se vistió de crueldad al arrebatarle a un adulto mayor, en condición de discapacidad y sin hogar, su único medio de movilidad. La comunidad, unida en repudio, busca devolverle la dignidad al afectado.
La noche oscura de la indiferencia se iluminó, al menos un poco, con la solidaridad de los sanantoninos. Pero antes, hubo rabia. Rabia que brotó como un volcán al conocerse el despreciable robo del andador ortopédico -ese "burrito" que era su bastón, sus piernas, su libertad- a un anciano que deambula por las calles de San Antonio junto a su fiel compañera, la perrita "Niña".
El hombre, cuya identidad se desconoce es un rostro conocido en el centro de la ciudad. Con su andador, recorría las calles pidiendo limosnas, no solo para él, sino también para alimentar a su pequeña amiga de cuatro patas, que lo acompaña en su dura travesía.
Las fotografías que circulan en redes sociales lo muestran apoyado en una silla de ruedas prestada, con "Niña" a su lado, en un retrato que duele y que ha encendido la indignación de una comunidad entera.
¿Cómo puede alguien ser tan desalmado? ¿Qué clase de miseria moral lleva a un ladrón infame a robarle a un anciano en situación de calle, y no cualquier cosa, sino el instrumento que le permite moverse, subsistir, vivir?
Las redes sociales ardieron con mensajes de repudio. Yasna Díaz, activista social conocida en la zona, no tardó en actuar. Publicó un afiche con su número de teléfono, convocando a la solidaridad de todos para conseguir un nuevo andador.
El anciano es una figura conocida en el centro de San Antonio. Con su andador, recorría las calles con paso lento acompañado siempre por "Niña", su pequeña perrita.
Es que "Niña" no es solo una compañera; es su razón para seguir adelante. El anciano la alimenta, la cuida y la protege como si fuera lo más preciado que tiene. Y en cierto modo, lo es. En las calles, donde la soledad puede ser más fría que el invierno, "Niña" es su familia, su refugio y probablemente también un motivo para levantarse cada día.
Los vecinos lo describen como un hombre callado, de mirada triste pero amable, que nunca molesta a nadie y que, a pesar de su situación, mantiene un cuidado excepcional hacia su mascota.
Reacciones
"Le robaron el burrito a abuelo en situación de calle y esa silla (la de la foto) se la consigue para salir a pedir sus moneditas con la "Niña" su perrita la cual cuida mucho y también la alimenta", escribió en su muro de Facebook Jeanette Inostroza, acompañando las fotos que ilustran esta crónica.
Jeanette fue una de las tantas voces que se alzaron y en su posteo resumió con crudeza el hecho al comentar: "¿Cómo pueden ser tan desgraciados y robarle el único instrumento que le ayuda a desplazarse para conseguir ayuda para él y su perrita?".
La pregunta quedó flotando en el aire, sin respuesta, porque no la hay. O al menos, no una que justifique tanta bajeza.
Y los comentarios se repitieron a través de Facebook y grupos de WhatsApp de San Antonio, donde las personas compartieron el caso al mismo tiempo que manifestaban su indignación por la vileza del robo.
Pero en medio de la indignación, también hay esperanza. La solidaridad de los sanantoninos ha demostrado que, frente a la vileza, siempre habrá quienes levanten la bandera de la compasión.
Al cierre de esta edición, el domingo por la tarde Yasna Díaz confirmó que hoy lunes buscará al anciano para entregarle un nuevo andador que consiguió, un gesto que, aunque no borra el dolor, alivia la carga.
Este caso, más allá de la rabia que provoca, nos interpela como sociedad. Nos obliga a mirar de frente la vulnerabilidad de quienes, como este abuelo y su perrita, viven al margen, expuestos no solo a las inclemencias del tiempo, sino también a la crueldad de quienes parecen haber olvidado lo que significa ser humano.
28 de febrero se hizo la primera publicación y a partir de ese día la noticia corrió por las redes.