Gilberto Hernández tiene 88 años y goza de una jubilación que él mismo considera "como una buena pensión tras mis años de trabajo". Desde hace más de 20 años que vive junto a su señora en el sector de Playas Blancas en la comuna de El Tabo luego de que el matrimonio decidiera trasladarse desde Santiago hacia el Litoral Central.
La mejor calidad de vida y el poder disfrutar la jubilación tranquilamente fueron los principales motivos de este cambio de domicilio. Gilberto Hernández había trabajado en Santiago como empleado en la Empresa de Transportes Colectivos del Estado, hasta que en 1975 la estatal fue abolida y el gremio del transporte colectivo pasó de público a agruparse en organizaciones privadas.
casa de veraneo
Como siempre ha sido una persona precavida, apenas comenzó a trabajar Gilberto Hernández empezó a ahorrar porque tenía en mente un gran sueño: adquirir un terreno propio con vista al mar donde se pudiera descansar del trabajo y la rutina diario en la ciudad de Santiago.
Así fue como en 1966 adquirió para su patrimonio personal un terreno en la comuna de El Tabo, precisamente en el sector de Playas Blancas. Poco a poco fue construyendo el inmueble que primero sería utilizado como casa de veraneo, y que hace más de décadas es el hogar familiar de Gilberto Hernández y su familia.
Durante estos 20 años mirando el mar, don Gilberto nunca había tenido problemas con su jubilación, hasta que en el verano pasado, cuando viajó desde El Tabo a Barrancas para cobrar el monto mensual correspondiente de su pensión (en la provincia hay solamente una sucursal de su caja para sus afiliados), se dio cuenta que su caja de compensación tenía como uno de sus grandes beneficios para sus pensionados un bono económico para los matrimonios que cumplieran 50 o 60 años de matrimonio.
Con sus 70 años casi de casado, pensó que no tendría problema en postular a este beneficio, pero grande fue la sorpresa cuando se la rechazaron, ya que en la sucursal sanantonina, tal como lo explica el hombre de 88 años, le dijeron que este beneficio "era solamente para los que cumplían solo 50 0 60 años".
un mal cambio
Entonces la paciencia de Gilberto Hernández se agotó. Decidió el 12 de febrero de este año renunciar a su caja de compensación, si saber que por un problema de desinformación, quedaría con un grave problema.
"Resulta que luego de mi renuncia y desafiliación, y tras haber firmado los papeles para este proceso, esperaba que me pagaran lo que correspondía por los meses de abril y mayo, pero grande fue la sorpresa cuando al llegar a cobrar me explicaron que lo que había firmado señalaba que recibiría aquella pensión pero con dos meses de retraso. En junio quieren pagarme los meses de abril y mayo, pero uno a esta edad necesita el dinero todos los meses, ya que uno vive y tiene todo planificado con este dinero", comenta Gilberto Hernández, quien pese a reconocer que "quizás me equivoqué al no leer bien la carta de desafiliación y firmar apurado por el enojo que tenía por el tema del bono por las bodas de oro", hace un llamado "para que ojalá no le pase esto a nadie más. Porque hay gente que tiene una pensión menor a uno, y seguramente al no tener esta jubilación durante un mes puede resultarte muy complicado, por ejemplo si tiene que comprar remedios. El llamado es a que las cajas de compensación ayuden a informarse a sus pensionados, porque muchos firman sin saber lo que están firmando". J