El "Walli" después de enfrentar a la muerte vio la luz y cambió su vida
El barrista del SAU fue impactado por balines el 26 de noviembre del año pasado y después de ese incidente decidió dar un vuelco a su existencia.
La jornada del 26 de noviembre del año pasado fue una de las más violentas que se registraron en San Antonio desde el inicio del estallido social. Enfrentamientos entre manifestantes y las policías, saqueos, varios edificios quemados y algunos heridos por perdigones fueron el saldo de ese día. Unas de las personas que resultó lesionada fue un reconocido y conocido personaje del fútbol local.
Aquel día Carlos Wallis Sánchez recibió en su cuerpo 16 perdigones.
El barrista de San Antonio Unido, de 46 años, fue dado por muerto y las dramáticas imágenes del suceso se viralizaron por las redes sociales.
Afortunadamente sobrevivió, aunque cuenta que "vio la luz". Hoy uno de esos perdigones aún permanece alojado en su brazo izquierdo y las cicatrices son el mal recuerdo de ese día que le cambió la vida. Los impactos recibidos en la cara y el cuello pusieron en peligro su vida.
En una cama del hospital Claudio Vicuña de San Antonio, y mientras se recuperaba, este carpintero de oficio, amante del fútbol, del punk y los volantines decidió que debía volcar su existencia.
Por eso el pasado viernes 21 de febrero se casó con Carla Alfaro Aguirre para iniciar esta nueva etapa, en una vida que está plagada de historias y anécdotas.
Nació en San Antonio un 19 de junio de 1973. Su familia es de la 30 de Marzo, pero los orígenes de los Wallis están en Lautaro con Curicó.
Su padre, Carlos, era pescador artesanal, y su madre Yannet, dueña de casa y trabajadora de las pesqueras. Tuvo cinco hermanos, porque el año pasado en diciembre murió su hermana mayor. A los 47 años, un cáncer de mamas le arrebató la vida a Pamela Wallis.
"Después de lo que me pasó y por esta tragedia de mi hermana la familia se ha unido mucho más" contó.
Carlos es padre de dos mellizas -Nancy y Alexandra, de 11 años-, y también tiene otra hija de 24 (Nicole).
Siempre le gustó el fútbol y cuando la familia se fue a Santiago, en la capital jugó a la pelota. Dos décadas vivió en la urbe y defendió como arquero al Cerrillos-Maipú. A pesar de su baja estatura, su agilidad le permitía llegar a los balones más angulados. "Por arriba me cagaban sí", admitió. Hoy viste la tricota del Español de Barrancas.
Otra de las pasiones de Carlos Wallis son los volantines. Es miembro del club Kamikaze y viaja a distintas partes del país para competir en campeonatos. "Hemos salido campeones varias veces, en Curicó, Colina, Valparaíso, Reñaca, Curauma, Viña y Santiago", enumeró sobre los éxitos del team de la 30 de Marzo que tiene 22 integrantes y fue fundado en abril de 2000.
Barra
A Carlos Wallis siempre le gustó el fútbol y Colo Colo, además de San Antonio Unido, club con el que tiene un vínculo familiar, porque varios tíos y primos jugaron por el SAU.
Cuando vivía en Santiago integró el grupo que organizó en 1986 lo que más tarde sería la Garra Blanca. "Vivía cerca de la sede de Colo Colo en la calle Cienfuegos, me hice socio cuando estaba chico. Ahí hacíamos campeonatos, porque funcionaba como un club social", recordó.
Sobre los orígenes de la barra agregó que "el nombre lo sacamos de una revista brasileña, era del Corinthians".
"En ese tiempo estudiaba en el colegio en Quinta Normal, éramos poquitos, como 25, se llamaba Barra Estudiantil, éramos puros escolares. Lo pasamos bien, viajamos para todos lados. Fui a Argentina, Uruguay, varios países, lo pasé bien en mi juventud. Conocí a varios jugadores, seguí al equipo en la Copa Libertadores", relató sobre esta etapa de su vida.
En 2000 regresó a San Antonio, aunque nunca cortó el vínculo con su familia. Venía en el verano y aunque vivía en Santiago siempre seguía las campañas de San Antonio Unido.
"Un tío mío jugó en el SAU, Emiliano Wallis, también un primo, el 'Cochofo', Marcelo Wallis, siempre lo veía a ver. En la Garra Blanca me preguntaban cómo va el SAU", precisó sobre el vínculo familiar que lo liga a los lilas desde su infancia.
"Siempre fui fanático del SAU, llevo harto rato siguiendo al equipo", admite el "Walli", quien hace un par de años usó su trayectoria sobre el tablón para organizar la "Doce del Puerto", junto a otros barristas, como Rodrigo Cabello.
"Aportaba mi experiencia de lo que viví, cómo se hacen las barras, cómo funcionan, aportaba ideas", explicó sobre la labor que realizó con los fanáticos del SAU.
Inevitable es comparar a la "Doce" con la "Garra Blanca" y las diferencias para Carlos saltan a simple vista. "Acá es más familiar, lo bueno que acá no ha llegado la violencia, no hay maldad, van abuelitos, niños, es un orgullo ser de esta barra", comparó.
"Somos tranquilos, algo que no se ve en el fútbol profesional. Evitamos la violencia, porque el ambiente del SAU es bonito", concluyó sobre el grupo que ayudó a formar y que ahora alienta a la escuadra lila desde el tablón.
Baleado
El estallido social golpeó a Carlos Wallis. El año pasado, el 26 de noviembre fue heridos por balines lanzados por la policía, mientras participaba en una manifestación cerca de la plaza René Schneider de Barrancas.
"No pensaba que me querían tanto, me fue a ver mucha gente al hospital, me llamaron hasta del extranjero, me mandaron mensajes", asegura sobre el lado bueno del dramático hecho que le tocó vivir.
"Uno ve a los verdaderos amigos cuando está enfermo o preso y en ese momento nunca me sentí solo", valoró
Dieciséis perdigones recibió esa tarde de noviembre. Todavía uno está alojado en el brazo izquierdo y espera que en las próximas semanas le extirpen esa munición.
El caso está en investigación para determinar a los responsables y un grupo de abogados de Derechos Humanos lo asesora en la causa.
"Tengo todo grabado en el chip. Los primeros días lo pasé mal, no se lo doy a nadie. Fue una horrible experiencia", reconoció después de 3 meses.
Días después vio los videos que circulaban en las redes sociales. "Los vi, era traumático, igual pensaba en mi señora, en mis hijas. Estaban todos para la cagá. Me dieron por muerto, yo también lo pensé, creí que estaba listo, cagó el Walli me decía a mí mismo", contó.
"Vi la luz, pero alguien me dijo te queda mucho, tienes que casarte primero", asegura con una sonrisa.
"Me dieron un tiempo más", agrega serio ahora. "De verdad, vi un túnel. No sé cómo quedé vivo. Si analizas lo que me pasó y todos los perdigones que me llegaron no sé cómo estoy vivo. Ahora mis amigos me dicen 'El hombre bala', 'Terminator', puras gueas así", aporta al relato recuperando el humor que lo caracteriza.
En esos momentos su señora y toda la familia nunca lo dejaron solo. Ahí decidió que se tenía que casar con Carla Alfaro Aguirre. En el sector de Tejas Verdes se realizó la ceremonia en la sede del club Los Tigres.
Setenta personas presenciaron el momento. "Es un cambio de vida. Dios me dio otra oportunidad y la voy a aprovechar", dice convencido Carlos Wallis.
"Después de lo que me pasó y de la tragedia de mi hermana la familia se ha unido mucho más",
Carlos Wallis
"Uno ve a los verdaderos amigos cuando está enfermo o preso y en ese momento nunca me sentí solo",
Carlos Wallis
"Tengo todo grabado en el chip. Los primeros días lo pasé mal, fue una horrible experiencia. No se la doy a nadie",
Carlos Wallis