El incesante trabajo en la central de alimentos del Claudio Vicuña
Funcionarias han tenido que extremar las medidas de protección para evitar contagios.
En el contexto de las medidas implementadas por el hospital Claudio Vicuña para minimizar la transmisión del covid -19, las trabajadoras de la Central de Alimentación llevaron al extremo la higiene y sumaron el uso permanente de elementos de protección personal en cada uno de los turnos.
Las 18 manipuladoras de alimentos, cinco nutricionistas y dos bodegueros fueron capaces de enfrentar la adversidad con responsabilidad y compromiso. Están conscientes que con su trabajo aportan en la recuperación de los pacientes y en el desempeño de los funcionarios, que deben mantener la continuidad del servicio en medio de la pandemia.
Compañerismo
Vanessa Delgado se desempeña como manipuladora de alimentos en el hospital Claudio Vicuña hace tres años y medio. Según cuenta, su rutina no ha cambiado mucho, pero sí el concepto de compañerismo en el sentido "de cuidarnos unos a otros. Hasta ahora ninguno de nosotros se ha contagiado".
Vanessa manifiesta que la higiene siempre ha sido fundamental en su trabajo, pero desde el inicio de la pandemia se sumó la sanitización de los mesones en que se preparan las comidas, lo que se realiza antes y después de "poner manos a la obra".
"Siempre hemos lavado las frutas y las verduras, y cuidamos de no mezclar las carnes con otros alimentos. Antes del covid cocinábamos para 200 funcionarios a diario. Esa cifra bajó mucho, pero ahora estamos retomándola. Para los pacientes estamos preparando aproximadamente cien raciones, ya que hay menos hospitalizados. Para ellos existen diferentes regímenes. Por ejemplo, para diabéticos preparamos comidas blandas y sin residuos", explica.
Más expuestas
Esta maestra de cocina confidencia que al comienzo sintió temor de contagiarse el coronavirus, pero ahora reconoce que las más expuestas son sus compañeras que entregan alimentación en los servicios de hospitalizados. "Ellas entran con mascarilla, escudo facial, cofia y guantes, y cuando llegan acá se sacan todo y los botan al basurero con tapa. Se lavan nuevamente las manos y se ponen una mascarilla limpia".
Vanessa Delgado aclaró que las trabajadoras no ingresan a las salas de hospitalizados, sino que dejan las comidas (desayuno, almuerzo, colación, once y cena) en cada unidad. Además, a los pacientes que están en aislamiento por covid o sospecha de coronavirus, se les entrega todo "embolsado" en envases desechables.
Temores
Juana Meneses, quien sube a diario a entregar alimentación para los usuarios que se encuentran internados en el tercer piso del hospital, que incluye aislamiento y el área Covid, confiesa que al comienzo también sintió miedo de contagiarse, pero gracias a las medidas y la orientación entregadas por su jefatura hoy se siente mucho más tranquila. "Tratamos de cuidarnos entre todas. Creo que esto nos unió más".
"Dejamos los alimentos en una mesa que dispusieron los nutricionistas en cada servicio, es decir, no entramos a las salas. Cada preparación va en bolsa con el nombre del paciente, su número de cama y sección", cuenta Juana Meneses, que ya cumplió cinco años como parte de la Central de Alimentación. Ella siente que su labor es un aporte en tiempos de pandemia, ya que los pacientes están solos, sin su familia. "Una hermana se contagió, la atendieron muy bien. Seguir en esto es una forma de agradecimiento".
18 manipuladoras de alimentos trabajan en la central del hospital Claudio Vicuña.



