La comuna de El Quisco está a un paso de inaugurar su moderna caleta
Si todo marcha de acuerdo a lo planificado, las obras deberían concluir el próximo 15 de octubre.
La nueva caleta de El Quisco está prácticamente lista para su próxima inauguración. Los trabajadores del mar y sus familias ya están de fiesta. "Esto para nosotros es un sueño hecho realidad", confiesa Francisco González , quien hace dos meses fue reelecto por sus pares quisqueños para seguir presidiendo el Sindicato de Pescadores José Narciso Aguirre, que agrupa a 71 trabajadores.
El dirigente cuenta que "desde el año 2003 empezamos a hablar con las autoridades de Obras Portuarias (del Ministerio de Obras Públicas). ¡Qué no hicimos! Finalmente, en 2016 se programó el proyecto. Todo quedó guardado en algún cajón del MOP, hasta que el 2018 fue aprobada su construcción. Ver la obra ya concretada me hace el hombre más feliz del mundo".
Con casino
La nueva caleta traerá mejores condiciones laborales y de seguridad para todos los pescadores y personas que ejercen otros oficios. Y no solo eso. El recinto también contará con un amplio y moderno casino que se levantó con recursos de los propios hombres de mar y un aporte del Fondo de Administración Pesquera (FAP), que puso $48 millones de un total de $87 millones de inversión. "La diferencia la costeamos nosotros con un sacrificio enorme. Pero allí está. El casino es nuestro", afirma González con la alegría y satisfacción reflejadas en su rostro.
Las obras en ejecución tienen una inversión de $2 mil 700 millones. Consideran la reposición de los boxes de los pescadores y atención a los clientes, sala de ventas, oficinas, baños y pavimentación de explanada, entre otros adelantos.
Obra incluyente
Marco Dávila, jefe de Obras de Copsa, empresa que se adjudicó la construcción por parte del MOP, informó que los trabajos no se detuvieron a pesar de la pandemia.
"Es una obra incluyente, se diseñaron y ejecutaron terraplenes y ascensores para gente con discapacidad y adultos mayores. Es lo más moderno realizado hasta hoy en las caletas del país", detalla Dávila, quien anuncia que los trabajos estarán listos a mediados del próximo mes.
Algo de historia
La caleta de El Quisco existió siempre. En 1570 el español Alonso de Córdoba pisó sus blancas arenas. Entonces, año a año, siglo a siglo, fue creciendo alimentando a sus habitantes hasta que, en 1940, dos pescadores se asentaron para extraer recursos marinos y venderlos a los habitantes de la zona.
Así empezó su historia uno de los lugares de mayor atracción turística en el Litoral de las Poetas. Hoy los pescadores tienen su caleta concesionada hasta el año 2037.
En 1955, con más de 20 pescadores y embarcaciones artesanales, aumentó el panorama social. La transición a un centro turístico de verano trajo nuevos actores e intereses, y presiones para trasladar la caleta. A medida que los precios de los lotes de terrenos cerca del mar tenían mayor demanda, subió la presión sobre los pescadores para que abandonaran el lugar. Ello cambió después de 1970 cuando muchos de los socios dejaron el país.
Los pescadores tenían claro que su lugar de trabajo debían defenderlo con todo. El asentamiento precario que les servía de hogar con sus familias lo trasladaron a terrenos que adquirieron a don Narciso Aguirre, rico propietario de la zona, quien les vendió a bajo costo una superficie adecuada para que levantaran sus viviendas. Por ello, la agrupación gremial lo recuerda con su nombre.
Creciendo
La caleta de El Quisco siempre ha ofrecido variados productos: merluza, corvina, palometa, congrio, locos y erizos, entre muchos otros. En la medida que la demanda crecía, los pescadores se dieron cuenta de que el recurso loco se estaba agotando, por lo que decidieron autoimponerse cuotas de captura. Durante la primera prohibición autoimpuesta en 1988, los pescadores desplazaron a los intermediarios y comenzaron a vender locos directamente a las empresas exportadoras. En la última década, el cambio de comercialización ha sido brutal. La actual ley de pesca, que ellos rechazan, les entrega cuotas de extracción que los limita.
La caleta total tiene una superficie de mil metros cuadrados. El nuevo muelle data de 1998. Una grúa de última generación fue adquirida en junio de 2016.
La caleta, como todas de Chile, cuenta con un benefactor celestial: la imagen de San Pedro, que por estos días restaura el escultor quisqueño Roberto Pizarro. A su costado están escrito los nombres de quienes quedaron en el mar, a lo largo de todos estos años.