El sanantonino que marcó historia en el puerto, en el deporte y en la comunidad local
Jorge Guzmán, conocido como "El Joya", se desempeñó durante 25 años como gruero en el puerto de San Antonio, entre 1954 y 1979, y fue uno de los fundadores del SAU, además de dirigente deportivo y gremial.
Fechas, nombres y muchos detalles de su etapa como trabajador portuario recuerda perfectamente Jorge Guzmán León a sus 79 años, lo que evidencia su privilegiada memoria, al relatar diferentes momentos que forman parte de los 25 años en que se desempeñó como gruero entre 1954 y 1979. Este vecino de Barrancas comenta con orgullo que trabajar en el puerto de San Antonio era como una "herencia familiar". Su padre Pedro Guzmán dedicó su vida al puerto como maquinista, siendo uno de sus hermanos el primero en seguirle los pasos.
Además de su trayectoria laboral, "El Joya" como lo apodaron sus colegas y amigos, fue dirigente social y deportivo. En este último ámbito se destacó llegando a ser presidente del Consejo Local de Deportes, jugador, seleccionado y entrenador del club de básquetbol San Luis. También integró el equipo de fútbol formado por trabajadores de las grúas, el que se conformó para fomentar la unidad y la participación de los hombres de la orilla.
Incansable en su labor, actualmente forma parte de la agrupación "Raíces del Puerto", donde comparte con sus pares recuerdos del trabajo que hicieron para que el puerto de San Antonio se convirtiera en el más importante del país.
-¿A qué edad ingresó a trabajar al puerto?
-Yo entré a trabajar al puerto cuando tenía 18 años en 1952, había terminado los estudios y mi papá me ayudó porque ingresaban familias prácticamente completas. Mi papá había sido maquinista y un hermano llegó a ser funcionario y yo gruero. Tuve la suerte que me dieron una grúa a cargo, encontraron que podía aprender rápido y una vez que tuve más conocimientos, en 1954, me dieron esa responsabilidad.
-¿Cómo aprendió el trabajo de gruero?
-Los mismos grueros nos iban enseñando a nosotros, se formaban verdaderas escuelas. El aprendizaje duraba seis meses y el que salía más "porfiado" para aprender seguía hasta el año practicando, porque era un trabajo muy delicado. Cuando se trabajaba en los buques uno no miraba al estibador que estaba en la escotilla, solamente lo veíamos cuando el buque estaba lleno de carga o recién abriendo la escotilla. Por esto, había un portalonero, que era un estibador y él nos hacía señas con las manos y así nos guiábamos para dejar la tina y todo tipo de trabajos.
-¿Alguna vez acompañó a su papá al trabajo siendo niño?
-Sí, yo fui uno de los portuarios que tuvieron la suerte de haber ido al puerto desde pequeño. Comencé yendo a la Maestranza y después al Molo. Era estudiante cuando me subí a la grúa. Una vez cuando tenía 12 años, mi hermano estaba manejando una grúa y me llamó para que la conociera. Ahí me dio la oportunidad de que moviera algunas perillas y la grúa se movió.
¿Cómo era el puerto de San Antonio en la década del 50?
-En ese tiempo era un puerto que tenía bastantes maquinarias en lo que se refiere a grúas eléctricas, había 30 y 4 ó 5 locomotoras. Lo que teníamos muy poco eran horquillas, no había más de cuatro, pero había otro tipo de maquinarias que eran muy lentas para movilizar carga dentro de los patios. Como fueron distintos periodos, entraba gente y otros salían jubilados, pero eran más o menos 60 grueros y también había un grupo de 60 personas que estaban a cargo de la mantención de los "talleres de emergencias".
-¿Cómo trabajaban cuando no contaban con grúas horquillas?
-Hay que reconocer que al comenzar el trabajo portuario y por años el hombre tenía que trabajar con la fuerza física, porque no había las maquinarias necesarias para mover la carga. Al principio todo era al hombro, sacos de 80 y 100 kilos. Era un trabajo muy bruto porque todo era con la fuerza física. Posteriormente, gracias a Dios llegaron las horquillas, pero eran una o dos y no daba abasto para todo el trabajo que había.
-Hoy es totalmente diferente, todo tecnológico…
-Ahora veo a los portuarios bien uniformados, con casco, bototos y guantes, no se parecen ni un poco a los trabajadores de nuestro tiempo. Antes trabajaban con gorros, hasta con alpargatas, pero después cambió. En el año 60 recién vinimos a tener los cascos, guantes y bototos.
Jorge Guzmán hace una pausa y confiesa que "para que no se me olviden los recuerdos de esa época me pongo a escribir, tengo hartos apuntes para que mis nietos los recuerden. Los grueros siempre decíamos '¿qué viene?'. Y miramos el futuro de San Antonio que va creciendo al tener un puerto lindo y ordenado, en eso hay que felicitar a todos los portuarios que están en este momento".
-¿Hubo algún hecho que lo haya impactado dentro del trabajo?
-Sí, sucedió un hecho muy lamentable en el que vi morir a tres personas. Había un buque de guerra atracado en el Molo y sacaron el bote salvavidas para limpiarlo en tierra. Personal de la Armada estaba en tierra limpiando el sitio donde iban a poner ese bote y justo cuando lo sacan se corta el cable del bote salvavidas y cayó sobre los marinos y fallecieron tres de forma simultánea. El puerto era muy peligroso porque no se contaba con los medios mecánicos ni los implementos para que el trabajador hiciera su faena de manera segura. Siempre había accidentes, especialmente cuando había embarques de cobre o rollizos de madera, había que tener mucho cuidado.
La máquina chica
Una locomotora antigua que era conocida como "la máquina chica" causa nostalgia en Jorge Guzmán y se debe a los valiosos momentos que vivió junto a su padre en ese tren.
"Cuando la 'máquina chica' trabajaba en Cantera, yo viajaba en ella siendo pequeño junto con mi padre y vi cómo extraían las rocas. Esa máquina viajaba por toda la orilla del mar, pasaba por el paseo Bellamar y seguía al lado de Llolleo, pero se paraba en Espigones, más al sur donde antiguamente estaba la playa Montemar. Ahí entraba al Molo y la llevaban a la grúa "Titán", después seguía por toda la orilla de Juan Aspeé hasta cerca de la desembocadura del río Maipo. Allá vaciaban los carros con las rocas con una grúa para hacer una defensa para que el río no tomara una dirección equivocada", rememora.
-¿Qué destacaría del San Antonio de antaño?
-El paseo Bellamar. ¡Qué lindo era con sus grandes jardines y árboles! Era un paisaje maravilloso donde la gente iba a pasear los domingos. Muchos no saben que en el paseo se hacían grandes actividades deportivas, venían destacados atletas de Santiago a competir con los nuestros".
-¿Cómo fue ser dirigente en esos años?
-Me tocó ser dirigente varias veces. El gremio era bien poderoso, muy respetado y nosotros todos éramos muy unidos como portuarios y con el sector de estibadores teníamos un consejo zonal. Fue una linda experiencia en la que aprendí muchas cosas, sobre todo lo que es previsión, leyes y dirigir un gremio. Nos tocó muchas veces hablar con grandes autoridades. Mi papá también fue dirigente y me contó que una vez fueron a hablar con el Presidente Alessandri, por motivos de falta de repuestos para las grúas y mejores salarios para los portuarios.
San antonio unido
Debido a su rol de dirigente deportivo, Jorge Guzmán fue partícipe de la fundación del SAU, lo que rememora con evidente orgullo. "Tuve la suerte, cuando fui presidente del gremio de grúas, que me invitara la Asociación de Fútbol para fundar un club que iba a postular para ser profesional en el futuro. El presidente de la asociación era Guillermo Leiva, un compañero de grúas. Asistimos ese día 21 de julio de 1961 y fuimos el club Centro Español. Ahí llegaron muchos directivos deportivos, de entidades sociales, autoridades y ahí se conversó sacar adelante esta idea, ya que desde Santiago las entidades que dirigían el fútbol rentado le estaban exigiendo a los de dirigentes de San Antonio que sacaran un club para que representara a la comuna. Ese día lo hicimos. Por el puerto asistió don Daniel Ovalle, fue el presidente Guillermo Leiva, estuvo el alcalde Eduardo Chamorro, Néstor Aceval y yo. Fue grato y un orgullo haber formado la institución que le da prestigio a San Antonio.
-¿Cómo ve al SAU actual?
-A San Antonio Unido lo veo mejor ahora porque ha pasado por algunas crisis, pero siempre ha salido adelante. Lo bueno es que lo respalda la gente, tiene buena barra y eso es muy importante. Han pasado muy buenos jugadores. Ahora hay más tranquilidad porque un club bien organizado da más seguridad a los hinchas y a los mismos jugadores. Es de esperar que vaya creciendo y llegue a una meta superior y que salga luego el estadio para que juegue de local.
-¿Qué le parece que Esteban Paredes, el dueño del club, haya decidido jugar por los lilas?
-Encuentro excelente que se haya puesto la camiseta porque él tiene experiencia, por algo ha jugado en el mejor equipo de Chile. Es muy grato tenerlo acá y que se haya decidido a jugar por San Antonio Unido, así da gusto, levanta el ánimo de todos y estamos con hartas esperanzas.
-Para finalizar, ¿cómo ve al puerto en el 2023?
-Yo miro el puerto actual y se ve maravilloso. Nunca pensé que iba a tener la oportunidad de verlo así. Esto lo conversamos hace más de 30 años cuando nos juntamos los grueros en el trabajo. No imaginamos que pudieran sacar otro sitio de atraque para el lado de Espigón. Cuando miro las inmensas grúas y nosotros manejábamos grúas de 12 metros, pienso en la tremenda diferencia. Ahora toman los containers de 20 o 40 pies y antes levantábamos tres toneladas. Ese es el progreso. Nuestra época fue buena y brillante también, pero estamos hablando de otros años.
"Al principio (en el puerto) todo era al hombro, sacos de 80 y 100 kilos. Era un trabajo muy bruto porque todo era con la fuerza física",
Jorge Guzmán
"Ahora veo a los portuarios bien uniformados, con casco, bototos y guantes, no se parecen ni un poco a los trabajadores de nuestro tiempo",
Jorge Guzmán