Juan Olivares Meza

Bajo un cielo despejado, pintado de ese azul intenso que febrero siempre le regala a Cartagena, la avenida Los Leones se convirtió en el escenario de las patrullas de carabineros que al mediodía del domingo llegaron a realizar las diligencias por la balacera de la noche anterior.

En este lugar, la comerciante Paz Stuardo, entre el miedo y la valentía, relató a Diario El Líder cómo su hogar fue atacado a balazos a la hora que recién empezaba la madrugada del domingo, cuando un vehículo desconocido, pero con un ocupante conocido, irrumpió en la parcela 5 del sector La Capellanía, dejando tras de sí el sonido ensordecedor de disparos y el olor a pólvora que todavía flota en el aire.

La comerciante cartagenina de voz firme pero mirada cansada, contó su historia de violencia con la urgencia de quien sabe que el tiempo se agota.

Ataque a balazos

"Cerca de la una de la mañana ingresó al recinto privado donde vivimos y tiró muchos disparos. Le disparó a la camioneta, fue terrible lo que pasó", denunció Paz Stuardo sobre el incidente que afectó a su casa justo cuando estaban allí sus cuatro hijos, dos nueras, dos nietos pequeños y su pareja. Todos cayeron al suelo al escuchar el primer estruendo.

"Pensé en mi nieto de tres años y me tiré al suelo", dijo esta mujer con la voz quebrada.

La comerciante asegura que el autor de los disparos es conocido suyo, ya que "el día de viernes nosotros tuvimos una discusión por el tema que nosotros tenemos patentes para poder trabajar afuera de la panadería La Marítima que está en el centro de Cartagena, nosotros tenemos permiso y él no, entonces hace que se ponga violento, ya me ha atacado varias veces. Si hasta tengo una orden de alejamiento, él no puede acercarse a nosotros".

El ataque no es un hecho aislado. Es el capítulo más reciente de una historia de amenazas, agresiones y miedo que Paz ha vivido por meses.

Todo comenzó por un puesto de trabajo en el centro de Cartagena, donde ella y su pareja venden paltas y tomates con permiso municipal. Él, un hombre de San Antonio, no tiene patente y, según Paz, ha intentado intimidarlos para quedarse con su espacio. "Nos insulta, nos amenaza, saca pistolas, cuchillos y machetes delante de toda la gente", describe.

-¿Tú has denunciado estas amenazas y agresiones?

-Sí, sí, porque él me ha agredido, me ha pegado, yo tengo todas las denuncias en la fiscalía, pero lamentablemente, tengo que decirlo, es que sinceramente esta orden que me dio la fiscalía no sirve de nada, no saco nada con tener esta medida de protección.

-¿Temes por tu vida, Paz?

-¿Por mi vida? ¿Qué cree usted? Ya ha intentado dos veces matarme. Ahora con esto, qué más puedo esperar.

La madrugada del domingo fue el punto de quiebre. El vehículo del agresor, según los vecinos un Toyota Yaris Sport, color gris, llegó hasta la casa de Paz Stuardo y los disparos no solo impactaron la camioneta y su hogar, sino también la frágil sensación de seguridad que le quedaba.

"La camioneta tiene seis disparos, y se encontraron siete casquillos", dijo la afectada a la misma hora que Carabineros había llegado al lugar para fijar el sitio del suceso y recoger las evidencias, pero Paz sabe que eso no es suficiente.

"No puede seguir pasando esto. Por eso lo hice público. Por lo mismo, porque ya no puedo más", dijo la comerciante con una voz que se quebró justo cuando las lágrimas le inundaron los ojos.

En Cartagena, bajo ese cielo porfiado azul de febrero que parece tan indiferente al dolor humano, una mujer clama por justicia. Y mientras lo hace, el eco de los disparos sigue resonando en la avenida Los Leones, recordándonos que el terror de la violencia irracional no conoce de amaneceres despejados.

"Cerca de la una de la mañana ingresó al recinto privado donde vivimos y tiró muchos disparos. Le disparó a la camioneta, fue terrible lo que pasó",

Paz Stuardo, su casa fue baleada

"No puede seguir pasando esto. Por eso lo hice público. Por lo mismo, porque ya no puedo más",

Paz Stuardo

6 balazos recibió la camioneta de la afectada y Carabineros recogió siete casquillos en el sitio del suceso.