Dolor por la muerte de la bondadosa matriarca de la panadería El Sol que trabajó hasta el último día de su vida
La familia, los vecinos y hasta sus ex trabajadores lloraron a Sara Bravo, la querida comerciante de Lauro Barros que se ganó el cariño gracias a su generosidad, carisma y alegría.
Sara Bravo trabajó hasta el último día de su vida.
Y a la mañana siguiente, el soleado jueves de septiembre advirtió con globos blancos en la sede de Lauro Barros la despedida de un alma noble. Sara Ruth Bravo Díaz, la querida vecina de la panadería El Sol, en el pasaje Sargento Aldea, había fallecido la noche anterior por una falla cardíaca y en la junta de vecinos del barrio los rostros tristes de los pobladores, las flores de colores, las lágrimas de sus tres hijas y su hijo, el dolor de los nietos, la pena y los globos blancos se juntaron para decirle adiós.
La señora Sara Bravo alcanzó a vivir 80 años y prácticamente la mitad de su vida la pasó en San Antonio, puerto al que llegó con su marido Fernando Iturbe (fallecido en 2001) a mediados de la década del ochenta cuando las circunstancias de la vida la empujaron, junto a su esposo y los cuatro hijos, hacia estas orillas en busca de un destino mejor.
Y fue para mejor porque la panadería El Sol se transformó no solamente en un negocio familiar, sino que también en un verdadero apoyo para los vecinos y en un faro para los más necesitados que encontraron en la generosidad de Sara Bravo un apoyo en la tormenta.
Una gran mujer
Víctor Guerrero, extrabajador de la panadería El Sol, lo resume bien cuando dice la señora Sara "fue una muy linda mujer, trabajadora, buena patrona. Me emociono porque tengo los recuerdos más lindos de ella".
Ahí, en la entrada de la sede, antes del verdadero jardín de flores de colores que abrazaba el féretro de su madre, Patricia Iturbe Bravo la recordó como "una mujer muy sencilla, demasiado trabajadora, muy de estar atrayendo a la familia, como una gallina con sus pollitos. Todos siempre estábamos con ella y si le preguntan a los vecinos van a decir cómo era mi mamá, una buena persona, desprendida, una mujer muy sencilla, trabajadora y solidaria".
Evidentemente afectada por su pérdida, Marisol Martínez dijo a Diario El Líder que "el día que perdí a mi mamá sentí que ella reemplazó lo que había perdido. Nos acogió como si fuéramos de verdad su familia, mis hijas son como sus nietas, siempre se esmeró en atendernos y me tocó conocer su lado solidario, lo generosa que era y todo el cariño que entregaba. Lo pienso y no me hago la idea que ya no estará en la mesa con nosotros…".
Y se le quiebra la voz a esta mujer, tanto como se le inundan los ojos porque la inevitable muerte es así de dolorosa.
Claro que tan inevitable como la muerte es la vida. Y la vida de la mujer que estas personas despiden estuvo llena de alegría, como lo recuerda Rosario, para quien su abuela fue "una mujer maravillosa, no había maldad en su corazoncito, ella era todo lo bueno que puede haber en el mundo. Eso era mi abuela, una mujer extremadamente alegre y dulce".
El dolor de la partida de Sara Bravo golpeó fuerte al barrio. La vecina Sonia Huencho, muy apenada, comentó que la muerte de su vecina "es una tristeza enorme porque ella era una mujer muy solidaria, muy buena amiga, muy desprendida, ella era la que me acompañaba a ver los enfermos. Siempre estaba dispuesta a ayudar; se nos fue una gran mujer, una matriarca solidaria, trabajadora y generosa".
Y otra vez las lágrimas, otra vez ese nudo en la garganta que atropella las palabras y las convierte en pena.
Siempre alegre
Macarena, la hija menor del matrimonio de Sara Bravo con Fernando Iturbe, recordó a su madre "siempre con la sonrisa en la cara, nunca se le escuchó hablar mal de alguien, muy empática, era una dulzura de persona que siempre estaba alegre y aunque le doliera todo siempre estaba bien".
En ese carisma, alegría y bondad coinciden todos. Como Ennio Muñoz, por ejemplo, que al hablar de su suegra dijo que "de todo corazón estoy seguro que en la vida no voy a conocer a una mujer como ella, tan pura, tan buena persona, fue un honor haberla conocido. Lo único que tenía era cariño para entregar a quien pudiera necesitarlo".
Tras ser velada el jueves en la sede Lauro Barros, hoy, a las 14 horas, se realizará una misa en la Parroquia de San Antonio y de ahí el féretro de Sara Bravo será llevado al crematorio del Parque del Sendero en la comuna de Maipú.
"Fue una muy linda mujer, trabajadora, buena patrona. Me emociono porque tengo los recuerdos más lindos de ella".
Víctor Guerrero,, extrabajador, de la panadería El Sol